Algunos sectores de derecha, se esmeran en tildar al Partido Demócrata Cristiano como golpista. La única verdad histórica, es que este conglomerado político fue un duro opositor al gobierno de Salvador Allende.
El año pasado, diversos personajes de derecha, donde se incluye a la historiadora Patricia Arancibia Clavel, sacaron a lucir en el Diario La Segunda, la “famosa” carta de Eduardo Frei Montalva a Mariano Rumor, donde el primero explicaría las razones del golpe.
Los historiadores, estamos para investigar el pasado y comprender el presente y tratar de que los sujetos que habitan en comunidad, lo comprendan y proyecten cambios sociales. No obstante lo anterior, en algunas circunstancias hay que hacer justicia respecto a la coyuntura de 1973, sobre todo en el rol del expresidente Eduardo Frei Montalva.[1]
Toda la información que vamos a ocupar en este escrito, están basados en los documentos desclasificados del Departamento de Estado y de la CIA, organismos de los Estados Unidos, que sí ayudaron con financiamiento y planificación al Golpe de Estado en Chile.
Una vez producido el golpe de Estado de 1973, la CIA informa que “el Expresidente Eduardo Frei está considerando el exilio hasta que la dirección del nuevo gobierno se aclare”.
Este ya es el primer indicio de que el emblemático líder democristiano no se sentía cómodo, con el desenlace de los hechos el 11 de septiembre de 1973. Otro de los puntos importantes para la argumentación que estamos sosteniendo fue el Tedeum de ese año, en que la CIA informó.
“A diferencia de las actitudes de González Videla quien “fue sobrepasado de júbilo al punto de no encontrar palabras para agradecer a las FFFAA” y de Jorge Alessandri con su “abrazo al general Pinochet”, la de Frei Montalva fue “orar por la paz y la reconstrucción del país”. En la interpretación de los analistas norteamericanos, la actitud del ex mandatario, fue tomada como una afrenta, al gobierno de facto que se estaba instalando.
También cabe destacar que Eduardo Frei, desde un primer momento, su preocupación fueron los Derechos Humanos; en su reunión de despedida al embajador de Estados Unidos, le plantea con “toda su fuerza” las graves violaciones a los derechos humanos que se estaban cometiendo y la maquinaria estatal que se comenzaba a montar para que estas fueran una política de Estado.
La actitud del entonces diplomático fue escuchar y la del Departamento de Estado, cuidar las relaciones con el nuevo régimen.
“Su mayor preocupación es la continuidad de las ejecuciones sumarias por intentos de fuga u otros pretextos. (Frei) acaba de pasar algunos días en la zona de Coquimbo-La Serena y estaba alterado por informes que había escuchado sobre las ejecuciones sumarias allá, en Antofagasta y en otras partes. También dijo que estaba escuchando constantemente informes preocupantes sobre el uso de la tortura en los interrogatorios”.
Durante la Unidad Popular, el ex mandatario se mostró como un duro opositor, calidad legítima en una democracia, pero según estos datos, descartamos tajantemente que fuera golpista.
Desde un inicio, Frei Montalva se mostró como un opositor a la Dictadura de Pinochet y más temprano que muchos, comenzó a la levantar la voz sobre las graves violaciones a los DDHH y a enfrentar a Augusto Pinochet, cooperó tanto en la rearticulación de su partido como en la de toda la oposición. Esto último, le costó su sentencia a muerte.
Las pruebas, para defender aún más el legado de Frei, están sobre la mesa, el Partido Demócrata Cristiano tiene el deber de iniciar la lucha por el rescate de su memoria que es tan o más importante que ganar elecciones o puestos de poder relevantes (que son muy legítimos). Cultivar su historia es lo único que le permite a un conglomerado su proyección en el tiempo.
[1] Olga Ulianova: El despliegue de un antagonismo: el ex Presidente Frei Montalva y el Dictador Pinochet en los archivos estadounidenses (1973-1982), publicado en revista Historia: PUC, nª47. El columnista es ayudante de investigación de la autora.