Planteo una pregunta cuya respuesta parece tan evidente: importa asegurar el abastecimiento energético presente y futuro bajo estándares ambientales exigentes, con una matriz energética sustentable que aproveche las extraordinarias condiciones de Chile para trabajar con energías renovables no convencionales.
Chile es el país más irradiado del planeta. Si en el norte nuestros cielos nocturnos no tienen rival para la observación astronómica, nuestros cielos diurnos no tienen rival para alimentar plantas de energía solar. Tenemos miles de kilómetros de costas batidas por el viento. Las mareas, especialmente en el archipiélago de Chiloé, son una fuente no explotada de energía mareomotriz.
El potencial geotérmico de Chile está más que comprobado. Pero tenemos un desarrollo muy pobre en estas energías. ¿Qué significa esto? Que, finalmente, no importa tanto la sustentabilidad de la matriz energética como los intereses económicos de los grandes actores sectoriales, que insisten en invertir en energías convencionales que pueden ser más baratas en el ejercicio financiero y mejores, por tanto, para aumentar su riqueza, pero son infinitamente más caras en términos ambientales.
¿Y quién paga, finalmente, los costos de la contaminación? Nuestros cielos, nuestras tierras, nuestros parques nacionales, nuestros compatriotas que viven cerca de plantas que derraman suciedad en sus casas y patios. La planta termoeléctrica de Castilla es un claro ejemplo de cómo, entre gallos y medianoche, un proyecto calificado de contaminante pasó a ser no contaminante producto de la presión, de amenazas corporativas o simplemente de irregularidades en el proceso de análisis y decisión.
Creemos que ese tipo de cosas no deben ocurrir. Es claro que nuestra matriz energética está ajustada y se requieren inversiones urgentes, pero no a cualquier costo. Por eso, desde la Presidencia del Senado, estamos organizando un Encuentro de Energía para el mes de octubre próximo, con la participación de rectores de universidades, centros de pensamiento, actores sociales y empresas del rubro.
Tenemos que reflexionar en común sobre las decisiones que estamos tomando. El futuro es demasiado importante como para resignarnos a quemar carbón en plantas vecinas a parques nacionales. Todos los países de la OCDE promueven las energías renovables y nosotros, que aspiramos a ser como ellos, insistimos en energías contaminantes. Pensémoslo mejor.