02 sep 2015

El mal uso de los influenciadores en la publicidad

Hoy las redes sociales son las plataformas más importantes en el mundo para comunicarse y con un crecimiento de millones de usuarios a nivel mundial. Uno de los principales beneficios que tiene esta herramienta es dar a conocer una marca y posicionarla en un segmento específico.

Según el último Wave, un 99% de los usuarios utilizan Internet todos los días y el  80% administra alguna red social propia. Sabemos que un 54% de los chilenos consultados en el estudio demostró que confían en las marcas que son expuestas en distintas social medias como Blogs, Twitter o Facebook.

El paradigma es el siguiente: en la publicidad tradicional los usuarios ven la pureza del producto, al revés de lo que se muestra en redes sociales. Las campañas en los social media dan a conocer valores, ética, políticas y responsabilidad de cierta marca. Es decir, la campaña está dirigida a crear confianza en el usuario final y así mismo que estos logren el nexo con su entorno más cercano.

En este sentido, la estrategia más usada en el último tiempo en redes sociales son los influenciadores. Hablamos de personas con ciertas características, con una gran cantidad de seguidores y que son recompensados de alguna forma para mostrar el producto o servicio en sus plataformas. Pero, ¿qué pasa cuando los rostros de estas marcas publican de manera excesiva y se transforman en referentes poco creíbles para los consumidores?

A la hora de usar este tipo de herramienta en redes sociales, podrían existir dos tipos de consecuencias: el cambio en la preferencia del consumidor hacia otra marca determinada y la poca credibilidad del nombre del producto o servicio que se muestra a través de estas plataformas. La honestidad de la marca se ve afectada por un abuso de exposición, dejando al usuario dañado en la percepción y desviando su atención hacia la competencia.

Nuestro desafío como generadores de confianza entre marcas y usuarios es crear instancias en las cuales la veracidad en las herramientas tan masivas como Twitter o Facebook no se pierdan por un exceso de confianza por parte de nuestra industria. No cansar al consumidor es parte central de nuestro trabajo en publicidad.

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