Un antiguo refrán chino dice que las crisis son oportunidades para crecer y abrir nuevas puertas y efectivamente, muchas organizaciones y personas han logrado superar con éxito grandes crisis convirtiendo las amenazas y problemas en oportunidades de desarrollo.
En Chile, es evidente que enfrentamos una crisis de valores, manifestada en síntomas institucionales políticos, económicos y sociales. La sensación de caos y descontento está latente, pero ¿cómo estamos enfrentando esta situación?, ¿nos hemos tomado el tiempo para reflexionar?, ¿qué le pediríamos a la Presidenta para salir adelante y que el país se ordene ?
Cuando hablamos de que en una sociedad, empresa o país existe miedo e incertidumbre, estamos hablando de una crisis de liderazgo, y nos referimos a la falta de confianza y a la percepción de una incapacidad profunda para crear futuro. Que este escenario mejore, dependerá en gran medida de la posición y visión que transmita el líder.
Pero, ¿cómo ejercer el liderazgo en momentos turbulentos? En el contexto de una crisis, el reto principal de los líderes es movilizar a la organización para que identifique las problemáticas y desarrolle su capacidad para adaptarse y enfrentarlas.
Pero para esto, es sustancial buscar la calma, tomarnos una pausa, recurrir a la reflexión antes de pasar a la acción. No se trata de tomar decisiones a la rápida que sólo respondan a la urgencia. Es el momento de detenerse a observar y escuchar, de abrirnos a nuevas posibilidades y una vez que se ha tomado una decisión fijar un nuevo camino.
Cuando una organización enfrenta tiempos adversos, verdaderamente se enfrenta a su capacidad adaptativa para poder superarlos. Si el escenario es el actual ¿cómo y porqué llegamos este punto?, ¿qué debemos hacer para avanzar?, ¿cómo nos adaptamos a este nuevo momento?, ¿cuál es nuestro objetivo?
Efectivamente, las organizaciones o instituciones en tiempos de crisis se enfrentan al reto de hacer cambios radicales en muchos de los hábitos y prácticas organizacionales y esto requiere modificaciones profundas en el comportamiento de muchas personas y procesos dentro de la organización.
Un líder que potencie nuestra capacidad adaptativa
Cuando nuestras convicciones son cuestionadas, cuando los valores que le dieron éxito a la organización son menos relevantes, y cuando la teoría del negocio o la institución está obsoleta y necesita reinventarse para responder a una nueva realidad, es indispensable un líder capaz de incentivar la reflexión en sus equipos e involucrarlos.
En lugar de proteger a su gente contra amenazas externas, deben permitir que sientan el impacto de la realidad para estimularlos a enfrentarla. Con ello, las personas se verán obligadas a desarrollar nuevos roles y formas de relacionarse ya que las soluciones a los problemas adaptativos no siempre están en la cúpula de la organización, sino en la inteligencia colectiva de las personas en todos los niveles.
De esta forma es más probable mantener un sentido de urgencia que saque a la organización de la complacencia que la llevó a la crisis, pero siempre cuidando no generar el miedo e incertidumbre en el ambiente, ya que el miedo sólo debilita el compromiso de las personas con el proceso de cambio.
Por ello el líder debe lograr mantener la serenidad y la calma en momentos turbulentos, evitando contagiarse con la confusión general. Una vez que decide qué alternativa tomar, debe ser capaz de transmitir la visión, de dibujar el camino y de visualizar la meta, comunicándola a a su equipo de manera integral, posibilitando lograr un espíritu organizacional alineado, abierto a los cambios y dispuestos a desarrollar toda su capacidad para enfrentar los nuevos retos, de manera de ser artífices de su propio futuro.
Lo que requiere nuestro país hoy, es un liderazgo efectivo, capaz de optimizar recursos, de aunar voluntades, de maximizar las capacidades individuales en la obtención de un objetivo colectivo. Un líder con visión de país, que marque estrategias, pero sobre todo, que sea capaz de transmitir confianza a través de la toma de decisiones en pro del bien común.