Recientemente se desarrolló en Barcelona un importante congreso pedagógico, organizado por una de las asociaciones de maestros más antiguas y reconocidas como progresistas en Europa y defensora de la educación pública: Rosa Sensat. Por su prestigio asistieron relevantes figuras de la educación europea como Gunilha Dahlberg, Peter Moss, Helen Penn, Carlina Rinaldi, Philippe Meirieu, junto con 1300 espectadores de toda Europa e invitados latinoamericanos, los que pudimos contrastar realidades, saberes y experiencias en relación a nuestra contingencia en el ámbito educacional.
La Presidenta de la Asociación Irene Balaguer, hizo el discurso inicial con una fuerte crítica al modelo neoliberal, señalando cómo este enfoque le ha “robado la infancia a los niños” al convertirlos en máquinas del saber para el consumo. Agregó que se ha hecho una lectura errónea de las nuevas ciencias, como las neurociencias poniéndolas al servicio del modelo utilitario y economicista, lo que se evidencia en diversas leyes y programas.
Peter Moss del Instituto de Educación de la Universidad de Londres, agregó que “la educación es una práctica política y no técnica” frente a lo cual es necesario preguntarse ¿qué sociedad queremos?, ¿qué niño/as aspiramos?, ¿qué valores debemos favorecer?
Helen Penn de la Universidad de East London, por su parte hizo una referencia a las evaluaciones que se aplican en los servicios públicos, señalando que casi todas son de tipos externas y estandarizadas, lo cual es válido para el sistema, pero que existen también muchas formas de evaluar procesualmente a los niños que deberían favorecerse como la documentación. Esta forma cualitativa de registrar los aprendizajes de los niños/as fue expuesta por varios especialistas, relevando la complejidad que implica el evaluarlos, y por tanto, el respeto que cabe tener frente a lo que hacen y piensan para evitar los determinismos.
Gunilla Dahlberg profesora de la Universidad de Estocolmo, una de las mayores especialistas mundiales en el tema calidad de la educación infantil, abordó otra perspectiva en la crítica a las políticas educacionales existentes. Señaló que la formación de los educadores en la actualidad satisface a la “burocracia” y no a los niños y niñas. Destacó la pobreza de aprendizajes que se favorecen en relación a las prácticas tradicionales de iniciación a los niños a la lectura y escritura, lo que en Chile llamamos “sobre escolarización”.
Siendo muchos los aportes de este congreso, nos parece interesante dar a conocer dos antecedentes del tipo práctico-contractual obtenido de los educadores catalanes municipales, los cuales tienen contratos de 37 horas y media que se desglosan en 5 frente a niños, más una hora diaria de planificación en el centro y siete horas y media de trabajo en la casa para estudiar e investigar. A su vez, la cantidad de niños con que trabajan es 20 por sala.
Estos datos que son similares en Europa, no sólo sirven para compararlos con nuestra realidad, sino también para mostrar las condiciones a partir de las cuales se extrapolan a nuestro país programas, estándares o modelos evaluativos, sin considerar las enormes diferencias en que éstos se han construido y que por tanto, es probable que no funcionen adecuadamente en nuestros contextos, ni menos, puedan entregar información válida éticamente sobre resultados.
En Chile nos encanta copiar lo que otros hacen, “importamos” acríticamente todo tipo de ideologías, modelos, programas, evaluaciones, sin considerar que lo que se toma como referencia no es “inocente”.
Muchas veces son modelos que convienen al neoliberalismo los que se difunden imponiendo su ideología e instrumentos, los cuales no constituyen un referente del pensamiento más avanzado, ya que los mismos países que ya pasaron o están saliendo de estas experiencias, han generado una reflexión y una crítica necesaria sobre los mismos, actitud que nosotros evitamos para poder quedarnos con lo llamativo o la “moda” que nos venden.
Finalmente, he tratado de transcribir algunos de los aspectos más relevantes de la revisión de la educación que se ha hecho en Europa, ya que considero que es un insumo importante para la reflexión nacional. Sin embargo quisiera quedarme con la declaración final del congreso, “Una escuela nueva para unos pueblos libres” pareciera ser un llamado a la acción para pueblos jóvenes como los nuestros, pero es la vieja Europa que una vez más reflexiona sobre sí, labor que debería ser permanente entre nosotros en vez de reproducir modelos fuertemente cuestionados y fracasados que traen ocultamente su peligroso mensaje.
Sociedades más humanas en lo profundo donde se busca el bien común, ciencias en función de la humanidad, educadores tratados digna y profesionalmente, escuelas amables para liberar, potenciar y atender las diversidades junto con el respeto integral a la niñez, sus familias y culturas son algunos de los aspectos que confrontamos y revalidamos los educadores latinoamericanos que asistimos.