Un duro golpe deben haber recibido los agoreros de siempre al conocer los resultados de la operación renta 2015 que indican un crecimiento en los impuestos declarados el 2015, respecto al año anterior. Mil millones de dólares adicionales que son producto mayoritariamente del aumento de tributos aplicado a partir del 2014.
Este aumento se produce además con un modesto crecimiento del PIB de 1,9%, en el 2014, lo que hace pensar que cuando restablezcamos nuestra senda de crecimiento normal, el aumento de los tributos será necesario para financiar la reforma en educación.
De esta forma siguen sin cumplirse las proyecciones o más bien expectativas de quienes se han mostrado tan contrarios a las reformas de la Presidenta Bachelet: el empleo se mantiene estable, el producto es bajo pero mayor a lo que les gustaría a los opositores, la inflación empieza a alinearse con la meta del Central y la recaudación tributaria permite sostener el aumento del gasto fiscal.
Todo esto permite ser realista respecto a que los recursos para financiar la reforma educacional en trámite estarán disponibles y permitirán cumplir los objetivos.
Tampoco ha funcionado la cantinela de los efectos negativos para la pequeña y mediana empresa a la que recurre la derecha y la centro-derecha, cuando su verdaderos objetivos son defender los intereses de los poderosos.
No se puede, por otro lado, descartar que pueda ser necesario ingresar al parlamento algún otro proyecto que permita regular adecuadamente por ejemplo, el sector pesquero. Resulta cada vez más evidente que la tramitación de la Ley Longueira habría estado marcada por pagos a parlamentarios que en definitiva ponen de manifiesto un cierto grado de corrupción en su aprobación. El silencio no ayuda precisamente a mejorar la imagen tan desalentadoramente negativa de los legisladores de ambas ramas del Congreso.
El tiempo dirá cuánto necesitaba Chile este paquete de reformas, para avanzar en equidad y provocar cambios estructurales que después de 25 años de recuperada la democracia se hacían absolutamente indispensables.
La economía debe recuperar su trayectoria de crecimiento incorporando las nuevas condiciones en tributación, régimen laboral y descentralización.
Pero al mundo político le corresponde ahora hacer su aporte referente a probidad, transparencia, dedicación exclusiva y regulación de conflictos de intereses, para dar ese salto que nos permita superar la famosa trampa de los países de ingreso medio y avanzar con solidez económica e institucional hacia el desarrollo.