En la edición del martes 2 de junio del diario El Mercurio, el Embajador de Israel en nuestro país, muestra extrañeza y preocupación por la entrevista publicada en el mismo diario, al historiador israelí Ilan Papé.
Cabe destacar que Ilan Pappé es uno de los denominados “nuevos historiadores” israelíes quienes, a partir de la desclasificación de documentos por parte de los gobiernos del Reino Unido, Estados Unidos e Israel han desarrollado un proceso de revisión de la oficial de Israel criticando al sionismodesde puntos de vista controvertidos para la sociedad israelí.
En particular, Pappé ha revelado que la salida de 700.000 palestinos desde las tierras en las que habitaban, fue llevada a cabo de forma brutalmente cruel e intencionada por el Yishuv y más tarde por el ejército israelí, siguiendo un plan elaborado incluso antes de la invasión de 1948.
En distintas declaraciones se ha mostrado en contra de la creación del Estado de Israel, culpándole de la falta de paz en Oriente Medio y argumentando que el sionismoes más peligroso incluso que el fundamentalismo islámico. Además, es un firme partidario de la campaña mundial por el boicot, tomando el ejemplo de cómo el mundo terminó con el Apartheid sudafricano.
Ahora bien, en la carta referida, el embajador de Israel pone en duda el carácter de ciudadano israelí del Sr. Pappé, argumentando que lleva más de 10 Años viviendo fuera de ese país. Esta crítica velada resulta, al menos extraña, viniendo de un Estado que reconoce la posibilidad de adoptar la nacionalidad israelí a cualquier judío en el mundo, sin importar su lugar de nacimiento, basado en una supuesta relación originada en una breve permanencia de los hebreos en Palestina, hace alrededor de 2000 años y que al mismo tiempo, dude del mismo supuesto derecho, para alguien que ha nacido en esa tierra y que solo se ha ausentado de ella, por espacio de 10 años.
Afirma también que el Sr. Pappé “se ha adjudicado como misión de vida manchar, perjudicar y desacreditar a Israel”. No parece haber entendido que para ello Israel no necesita ayuda alguna, pues el terrorismo de Estado que practica en los territorios palestinos ocupados, sumado a las violaciones permanentes de los derechos humanos y el genocidio, son razones más que suficientes para el descrédito y en eso nadie tiene responsabilidad, más que el propio Estado de Israel.
También le parece sugerente al embajador que la visita de Pappé a nuestro país haya sido en parte, gestión de la Federación Palestina de Chile, a quién acusa de incitación al odio. Esta afirmación no solo parece llamativa y casi ridícula, pero es entendible, pues a diferencia del Estado al que representa el Sr. Eldad, en nuestro país existe libertad de expresión y de crítica, de asociación y de movimiento, cosa a la que evidentemente el Embajador de Israel no tiene posibilidad alguna de estar acostumbrado, pues en el suyo esas libertades son consideradas un delito.
Solo puedo decirle al embajador que a los chilenos de origen palestino nos duele el exterminio a que son sometidos los seres humanos en cualquier parte del mundo y que no dudamos en levantar la voz para condenar aquello, sean los Israelíes, los norteamericanos o sus amigos de Isis, los culpables, y que esperamos que en Medio Oriente terminen todas las ocupaciones extranjeras, las monarquías absolutas y los estados totalitarios y fundamentalistas. Solo así habrá justicia y Paz.
No obstante aquello entendemos perfectamente que a él le duela que en Israel surjan cada vez más ciudadanos que no comparten la ideología sionista, ni las políticas que de ella emanan y solidarizamos con todos quienes son perseguidos y discriminados por pensar distinto, dentro y fuera de sus fronteras.