27 abr 2015

Chao binominal

Cambiar el sistema de elección de los senadores y diputados, el infame binominal, era desde la recuperación de la democracia una de las banderas de lucha centrales de los opositores al legado de la dictadura. Al mismo tiempo, el binominal fue durante 25 años el chivo expiatorio para todas las tareas incumplidas de la centroizquierda: no se podían aprobar reformas laborales, tributarias, a la salud o a la educación, se decía, por el veto legislativo que daba a la derecha.

¿Qué pasó? ¿Cómo es que bajo la misma constitución tramposa de 1980 la presidenta Bachelet puede promulgar hoy un nuevo sistema electoral que sepulta, definitivamente, a esta bestia negra de la transición? A mi juicio hay dos explicaciones: primero, los enclaves autoritarios favorecen cada vez menos a sus creadores. Segundo, las élites políticas y económicas empezaron a tomarse en serio la anunciada crisis de legitimidad.

Varios de los amarres de la dictadura tenían fecha de vencimiento. Por eso la avalancha reformista ha venido in crescendo. Si no hubieran sido eliminados, los senadores designados y vitalicios hoy favorecerían, en votos, a la centroizquierda. Ningún arreglo institucional puede predecir con exactitud la realidad política por venir y por eso se dice que son más estables aquellos que cuentan con legitimidad democrática.

Para generar adhesión, las normas deben ser imparciales. La ley de tránsito señala que todos los vehículos deben detenerse frente a un semáforo en rojo. Pero si las luces siempre fueran verdes para algunos y rojas para otros, el sistema dejaría de funcionar.

El binominal, como es sabido, favorecía a la coalición de derecha impidiendo que la de izquierda le pasara aplanadora, como hubiese ocurrido por ejemplo si en 1989 se hubiera usado un sistema uninominal o proporcional. Pero también favorecía a la coalición de centroizquierda al garantizar la sobrerrepresentación de la primera y la segunda fuerza electoral. No hay duda que la Concertación se acomodó con facilidad al modelo heredado. Y eso contribuyó a la crisis de legitimidad.

La binominalización de la política chilena empezó a parecerse peligrosamente a lo que en Venezuela se conoció como los pactos de punto fijo, acuerdos entre los principales partidos que antecedieron al colapso de ese sistema político, o a lo que Chantal Mouffe ha descrito como la falta de verdaderas alternativas políticas en la socialdemocracia europea.

Los pactos y negociaciones entre élites basadas en lo que Max Weber llama “ética de la responsabilidad”, por oposición a aquella de la convicción, fueron el sello del tránsito a la democracia, un proceso elogiado por su gradualidad. No hubo, como en otras transiciones, un sector derrotado que sufriera  castigos severos, purga estatal, nueva constitución y otros fenómenos típicos de un radical reemplazo de régimen.

En cambio, el trauma de los otrora jóvenes revolucionarios de la Unidad Popular los habría llevado a una conversión de la intransigencia a la aversión al conflicto; lo que Alfredo Jocelyn-Holt cristalizó en su frase del avanzar sin transar al transar sin parar. Así fue como la transición pactada dio paso, en gran medida por las restricciones del binominal pero también por el convencimiento de sus líderes, a la llamada democracia de los acuerdos. La derrota de la Concertación el 2010 marcó el fin de este modelo.

Por muchos años encuestadores y académicos han advertido con preocupación la baja adhesión al sistema político, el envejecimiento del electorado, el congelamiento de un sistema de partidos “hidropónico”: verde en la superficie pero cada vez más alejado de su raíz social. Los recientes escándalos sobre dinero y política contribuyeron a sensibilizar a las élites sobre la imposibilidad de seguir haciendo las cosas como se han hecho hasta hoy.

No se trata de juzgar con los ojos del presente los desafíos de comienzos de la transición, pero a 25 años del fin de la dictadura, la falta de alternativas reales ante un sistema que perpetúa graves inequidades no puede sino generar una crisis de confianza.

La sensación de que las decisiones están tomadas antes del proceso político – como ocurría con frecuencia con la nominación de los candidatos al Congreso—contribuyó al descrédito de las nociones de consenso, acuerdo o pacto.

Sin embargo, la política se basa, justamente, en la deliberación sobre los asuntos públicos y la capacidad de incluir a quienes piensan distinto en soluciones lo más compartidas posibles. La democracia es, al mismo tiempo, el gobierno de la mayoría y el respeto de los derechos de quienes no forman parte de ella.

El fin del binominal es un paso muy importante en la tarea de acortar la brecha entre representantes y representados. No es el fin de todos los males de la democracia chilena, pero es tal vez un buen comienzo.

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  • Alex Kahanga

    el cambio solo sirve para arreglar a mas amigos del sistema… a mas políticos corruptos en sus nuevas cuotas… el gasto de ere cambio innecesario lo pagaremos todos… aumentar senadores y diputados.. ??? que idiotez

    • RuizMnica

      Pagar por algo que lo valga sí, pero pagar para que se estén haciendo arreglines a espaldas de los Chilenos cubriéndose a espaldas de los Chilenos por supuesto que no .

  • JoseLuisSilvaLarrain

    Distinguida señora: No me queda tan claro inferir que la baja adhesión al sistema político se debe al sistema electoral. Tampoco resulta tan claro que favorece a un sector ideológico, por ejemplo las municipales nunca se han regido por el sistema binominal y las proporciones que tienen las tendencias no son tan distintas. El sistema binominal le dio a Chile el período de mayor gobernabilidad y en consecuencia los gobernantes pudieron dar mas bienestar a sus habitantes. Ahora las cúpulas vuelven a convertirse en una bolsa de gatos y ya no será asi.

    Saludos

  • RuizMnica

    El egoísmo egocentrismo fue el eje del sistema binominal . Se creyó que sería lo más apropiado para la transición pero se agarraron con diente y muelas al modelo al ver lo que les proporcionaba muchas condiciones favorables para el lado que fuera , pero especialmente la derecha que se sintió derrotada , fue le fórmula para conservar el poder que ansiaban y que iba en crescendo , entre gobierno y empresarios que se ajustaron esplendorosamente a ese modelo. ´Los más desfavorecidos la ciudadanía , que fue arreada y ajustada a los mezquinos principios de la derecha. Que se haya favorecido a este o al otro fue la desavenencia entre ciudadanos y gobiernos . Había que parar esto de una buena vez .Hoy finalmente y comienza otra etapa con el término del binominal. Es de esperar que se inicie esta etapa en buen pié para los Chilenos , y seamos los protagonistas verdaderos de llegar a ser un mejor País.

  • Rodolfo Morales

    Creo legitimamente que este “nuevo sistema” D’hont al fin y al cabo es un binominal mejorado, el cual al fin y al cabo sigue dejando de lado lo mas importante en la “verdadera democracia” donde el mas votado es el elegido, el “pueblo soberano” dejo de serlo y paso a ser un producto o un elemento en la ecuacion de los negocios de la politica. ¿Porque la democracia en su maxima expresion que es que gane el mas votado no se aplica?. Insisto en que las empresas dedicadas a la politica, UDI, RN, DC, PS, PC y todas las demas solo buscan “el poder por el poder” no buscan ese poder para ejercerlo en beneficio del “pueblo soberano” que ya no lo es.
    Es triste ver como a la democracia la prostituyeron, la violaron y hoy en dia las empresas dedicadas a la politica son “proxenetas” de ella. Los ciudadanos de este pais por su parte han dejado que esto pase y han permitido a las empresas politicas manipular, enredadar, usar, abusar y hacer todo lo que ellos mismo se permiten al legislar o dejar de hacerlo por su beneficio.
    El Nuevo binominal sera nuestra nueva forma de seguir “por ignorancia”, “validando” a estas EP (empresas politicas) a mantenerse usufructuando la tan manoseada DEMOCRACIA.

    • Pedro Pagliai

      Es importante notar que no existe una forma de democracia. ¿debe existir una? ¿aquella de aquel más votado es la que DEBE existir? Si es así, ¿cómo el votante puede exigirla? Otra pregunta que me genera este artículo y sus comentarios, ¿existe consenso en el votante sobre la definición de democracia que deseamos? Ese podría ser un tema de discusión en términos de la organización de bases. PEro las bases nos quedamos más en las quejas que en las propuestas.

      Es notorio el caso del arquetipo “inocencia” porque eventualmente creemos que hay una Democracia que existe, así como un cielo o un infierno. El inocente se pregunta “cómo es posible que nuestro sistema democrático sean tan desastroso” Sin embargo, el inocente está a un paso de darse cuenta que la realidad que compartimos es distinta a lo que cree y en el caso de la democracia, es inalcanzable por la definen y la hacen otros, optando por asumir las riendas de su vida y encontrar su propio camino y bienestar, primero que nada. Esto implica un esfuerzo adicional, de reconocer sinceramente que alegar y quejarse es producto socialmente aceptable y deseable del sistema democrático, opiáceo e hipnótico por lo tanto, sus energías se movilizan en torno a lo que él busca. SI busca el bien común, propicia el bien común a quienes le rodean, por ejemplo. Se transforma en ejemplo de lo que cree, porque acepta aquello que no puede manejar. Podría darse el caso contrario, que por convicción profunda, moviliza sus energías y esfuerzos a entrar en la discusión política que antaño criticaba porque cree que está en sus manos contribuir a una visión más acorde a su valores y creencias.

      Para concluir. Yo no le llamaría democracia. Parece un sistema oligárquico que tiene mecanismos electorales de validación, discutibles por lo demás.

    • JoseLuisSilvaLarrain

      Nadie violó ni prostituyó la democracia porque antes de la
      institucionalidad actual la democracia estaba tan o mas prostituida señor. De hecho si mira la historia nunca ha dejado de estarlo. La única diferencia de la violación y prostitución vigente respecto de las anteriores es que con ésta al menos mientras duró sí se logró un país gobernable que pudo dar paz y prosperidad a los mas necesitados como nunca la habían tenido. Eso es todo.

      Saludos

  • Luis Palma Tello

    La Historia y la Democracia vuelve a tomar su cauce natural.
    Ahora, cada uno de los votos tendrán el mismo valor y ponderación.
    Es un reencuentro con la esencia Constitucional de Chile

    Afectuosamente.