Chile es el país más corrupto del mundo, pero en las estadísticas mundiales no aparece como tal, ya que Chile ha institucionalizado y legalizado la corrupción poniendo a la hipocresía como su carácter identificador.
Botón de muestra, el racismo fue legal al considerar a indios y negros de inferior calidad, pero no tan sólo a ellos, sino que a los hijos nacidos fuera del matrimonio como seres inferiores en relación a los nacidos dentro de un matrimonio. Indio e hijo natural o huacho han sido lacras malditas tipificadas por nuestro hablar.
No se salvó ni el Huacho Riquelme, Director Supremo de la República (Patria Nueva) obligado a autoexiliarse por la oligarquía criolla caucásica ¿pura? Los huachos debían sentarse atrás de los no-huachos en los colegios y para entrar a colegios católicos o a instituciones nacionales se revisaba toda la genealogía hasta hace poco.
Chile es tan corrupto que por Constitución y por las leyes ha prohibido la ética de profesiones y oficios. Un connotado director, periodista, y propietario del más distinguido diario del país ha sido expulsado del Colegio de Periodistas por graves infracciones a la ética, al colaborar, desde su diario, con la CIA para el derrocamiento de Allende, inclusive recibiendo fondos para este fin.
La información procede de la desclasificación de archivos de la misma CIA. Pero esta decisión por infracción ética no tiene repercusión legal y puede seguir ejerciendo en Chile, porque los Colegios Profesionales fueron despojados de la tuición ética profesional por la Dictadura Militar en colusión con los ideólogos neoliberales mayoritariamente de la “Escuela de Economía” de una católica Universidad (curioso que egresados de ella estén ahora sentados en el banquillo).
Se sembró odio contra la ética profesional y de oficios y se cosecha lo que estamos viendo.El derrocamiento de Salvador Allende resulta casi un eufemismo frente a los 3.000 detenidos desaparecidos, 30.000 torturados, vejados, exonerados, perseguidos, con sus familias destruidas y 300.000 exiliados; estos seres humanos son la Patria y contra ella se cometió alta traición favoreciendo a la “inteligencia” extranjera, además de delinquir de lesa humanidad.
Había una suciedad grave en la ley de Colegios Profesionales, ya que si no estaba en los registros del Colegio no podía ejercer; llamemos a esta condición negativa “control laboral”. Pero también tenían una “guagua” muy hermosa que era la tuición ética del ejercicio de la profesión; profesional que no ejercía éticamente era sancionado con suspensión del ejercicio e incluso con su supresión definitiva en Chile; llamemos a esta función “control ético”.
Qué le han dicho a la Dictadura Militar-Neoliberal: los colegios profesionales tenían mucho poder por el control laboral (muy negativo, suciedad) y en contra del poder militar, y el control ético (muy positivo, la guagua) impedía a los empresarios a hacer y deshacer en su empresa (un contador que emitía una boleta falsa arriesgaba no poder ejercer más en Chile).
Urdieron suprimir a los Colegios Profesionales transformándolos en asociaciones gremiales sin control ni ético ni laboral, lo que les venía como anillo al dedo a los dictadores militares-neoliberales.
Además podían revestirse de la sacrosanta defensa de la “libertad de trabajo (¡muera el control laboral de los colegios!)” que lavaba la suciedad del control laboral aceptable por todos; pero botaba junto al agua sucia del control laboral a la guagua del control ético de todas las profesiones y oficios en Chile y autorizaba todas las perversiones empresariales, empresariales-políticos, colusiones, coimas, sobornos, chantajes, etc. que con la “guagua” presente habrían sido imposibles.
Hace casi 6 años logramos (los Colegios Profesionales) poner en el Parlamento (Bachelet 1.0) un proyecto que recupera la tuición o “control ético” profesional sin la suciedad de “control laboral”. Hace un mes el Gobierno le puso suma urgencia que duró una semana y volvió al marasmo.
Hay serios errores en este proyecto: sólo serán reconocidos como colegios profesionales los que universitariamente la ley LOCE (destilado, pretendidamente educacional, de los odios a la academia de la Dictadura Militar-Neoliberal) o LGE reconozcan como universitarios; no se indica cómo se constituirán tribunales éticos para los no colegiados y otras.
Estas deficiencias pueden subsanarse en una discusión, alguna vez hecha por los afectados, los mismos Colegios Profesionales. Por sanidad moral, intelectual y estética se impone que los Colegios Profesionales sean iguales a los anteriores a la supresión hecha por la Dictadura-Neoliberal.
Hay otra condición aún más importante que la ética y es el desprecio que desde la Unidad Popular, pasando por todos los gobiernos, hasta el actual se tiene sobre el Estado.
El Estado es la organización del y para el bien común del pueblo que en este caso somos todos los chilenos. El Poder Ejecutivo del Estado radica en el Gobierno, el Legislativo en el Parlamento y el Judicial en las Cortes. Estos son sólo los poderes del Estado; pero éste contiene otras organizaciones del bien común popular: desde las juntas de vecinos hasta los colegios profesionales, pasando por todas las organizaciones municipales, sistemas educacionales, de salud, de energía, previsión, cuerpos intermedios (consagrados en la Constitución), etc.
En Chile entre la Oligarquía gobernante por su poder económico y el Gobierno se han apoderado del Estado o bien lo han destruido reduciéndolo a oficinitas. El conflicto actual de empresas que compromete a candidatos políticos en las campañas electorales es una muestra. El elegido termina comprometido con las empresas (incluso extranjeras) y no con sus electores (que es Chile).
Hay una solución simple.
1) Recuperar la tuición ética profesional especialmente de contadores, ingenieros comerciales y todos los que tengan que ver con finanzas.
2) Constituir al SERVEL como un cuerpo autónomo del Estado, con poder, recursos para financiar las campañas electorales (no políticas ni de políticos) y dar a cada candidato el recurso equitativo, y cero pesos de las empresas. Pero este SERVEL debe ser también un centro académico de investigaciones demográficas electorales, según regiones y características geo-políticas.
Lo mismo debería ocurrir con la ONEMI (autónoma del Estado) como centro de estudios vulcanológicos, sísmicos, meteorológicos, climáticos, de sociología de catástrofes, etc., en relación a la prevención y manejo de emergencias. Igual para el INE, Conicyt, Servicio de Salud, Servicio de Educación, etc. Es perentorio y urgente que Chile recupere su Estado y su Ética.