Corría 1976 cuando golpeó la puerta de la revista APSI -donde trabajaba como editor- un hombre bajo, algo gordo, con una guayabera blanca que, al abrirla, me estiró una mano fraternal diciendo atropelladamente: Buenas tardes, soy Mario Planet, vengo a colaborar. ¡Don Mario Planet! ex Director de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, hasta el golpe militar de 1973 y uno de los periodistas más admirados del país. -Mucho gusto, adelante, ¿sobre qué le gustaría escribir…? – Sobre el agua, respondió.
La anécdota, rigurosamente cierta, ha aflorado ahora que estamos -tres centros culturales vecinos de calle Balmaceda- en una campaña por recolectar agua envasada para los damnificados por los aluviones de marzo de 2015, en las regiones de Atacama y Antofagasta.
Pudiendo, don Mario, haber escrito -literalmente- sobre cualquier país del mundo -porque APSI era un boletín internacional que tenía entre sus redactores a expertos tanto en el Cuerno de África como en el Vaticano, escogió ¡en 1976! alertar con su pluma sabia sobre la crisis del agua que, inevitablemente, asolaría al planeta. Y así lo hizo.
El periodista John Dinges lo recuerda: “Conocí a Mario por primera vez como corresponsal de la revista Time. Mario era el corresponsal en Chile, pero tuvo que ir a Buenos Aires por seguridad personal. Yo había sido nombrado el nuevo corresponsal, sucesor a Mario. Nos reunimos en un café en Buenos Aires y tomamos vino tinto. Es un recuerdo muy nítido. Fue en julio o agosto de 1975″.
Después de unos meses, Dinges, ya como editor de APSI, volvió a encontrarlo en Chile.”Me recuerdo de haber trabajado artículos que escribió Mario para APSI, pero no tengo ningún detalle. Es posible que usara seudónimo. Su situación era muy delicada, por lo que me contó en aquel almuerzo”. Aparte de un artículo del 30 de noviembre de 1978, que tituló: Elecciones griegas Papandreu avanza, el resto fueron publicados sin firma.
Un investigador del legado de Planet, en 2010, intentó buscar esos textos. “Tengo una laguna de sus artículos entre los años 1976 y 1978, y, al parecer, correspondería al tiempo en que habría trabajado en APSI”. Efectivamente, le respondimos, “colaboró permanentemente en APSI en las fechas que señala. Razones comprensibles aconsejaban no firmar los artículos”.
Quizás, si hubiese escogido firmarlos sería considerado un antecesor de quienes hoy denuncian el cambio climático que nos lleva a la paradoja de estar recolectando agua para habitantes del desierto más árido del mundo, que fueron arrasados por torrentes de agua y lodo.
Pero el legado de don Mario no es sólo haber anticipado que el tema se volvería crítico, sino, su pedagógica actitud de respeto hacia quienes, pudiendo haber sido sus alumnos, editábamos inmisericordemente sus artículos, y -sobre todo- su espíritu de colaboración amplia y absoluta, reflejada en un párrafo de una carta de aliento que hizo llegar a la revista en 1979, que pasaba por aluviones no de tierra sino de represión dictatorial. “Sea cual fuere el resultado o el rumbo de los hechos, cuenta conmigo para todo e incluso procuraré hacer algo más”.
Ese empuje es lo que necesitamos ahora para llevar el indispensable líquido a los chilenos del norte, brindarles “hasta la última gota” que requieran o, como diría el Padre Hurtado, cuya efigie vigila las donaciones en la Plaza anterior del Centro Cultural Estación Mapocho: donarles “hasta que duela”.
Cuando ese momento haya llegado, pediré un brindis por Mario Planet, periodista.