Durante febrero, la UDI se la jugó intensamente por reinstalar la lógica del empate en el caso Penta. Hicieron de todo para tratar de hacer desaparecer el tema de la agenda pública. Pero eso es imposible. No se puede reparar un jarrón que se ha roto en mil pedazos.
El próximo miércoles 4 de marzo, se realizará la masiva formalización de cargos por el Caso Penta, donde el ex subsecretario de Minería, Pablo Wagner, será acusado por el delito de cohecho a raíz de su eventual intermediación en la luz verde del proyecto minero Dominga.Si bien Wagner renunció a la UDI en enero para alivianar la pesada carga a su partido, el daño ya está hecho.
Por su parte, otros militantes de la UDI, entre diputados y senadores,se encuentran en la mira de la justicia por la supuesta emisión de boletas ideológicamente falsas. La fiscalía aún sigue investigándolos.
Lo que hasta ahora ha quedado claro es que la UDI no es un partido popular, como lo han machacado insistentemente, sino que es una colectividad eminentemente empresarial. Su vínculo con los poderosos, con los super ricos, es parte de su ADN.Desde la dictadura se fraguó una adhesión ideológica hacia el capital y/o se entremezclaron familiarmente para enriquecerse.
A través del caso Penta, hemos podido conocer como los máximos directivos del grupo económico han actuado con total desfachatez y su avaricia no ha tenido límites.
¿Si no es por la ambición y por la sensación de impunidad, cómo se puede entender que “Los Carlos” les compraran autos a sus señoras a través de la empresa, les otorgaran suculentas “mesadas” y se tomaran vacaciones descontando impuestos?
¿Cómo se explica que personas millonarias idearan tantas maneras truchas para defraudar al Estado y seguir enriqueciéndose?
Estos malos ejemplos golpean duramente a la mayoría de los chilenos y chilenas que diariamente deben “deslomarse” en sus trabajos para ganar el sueldo mínimo e intentar sobrevivir.
Se hace más urgente que nunca mejorar nuestra legislación para perseguir los delitos de “cuello y corbata”. Como bancada del Partido Comunista e Izquierda Ciudadana impulsaremos una serie de proyectos de ley para endurecer las sanciones y fortalecer la fiscalización de los organismos públicos.
Penta ha sido una fábrica de delitos, pero la avaricia rompió el saco.