23 ene 2015

La iglesia y la vida

El cardenal Ezzati en el Te Deum del 18 de septiembre pasado, proclamó la defensa de la vida “desde la concepción de la persona hasta su término”.

Recojo su expresión “desde la concepción de la persona humana”. No dice desde el momento de la “fecundación”. Se disputa desde la ciencia, si la concepción de la persona se realiza en un momento o constituye un proceso. Si es un proceso, no consta que el cigoto antes de su implantación en el útero sea ya ciertamente una persona humana. Me parece bien que la iglesia prescinda, -según mi interpretación- de esta controversia de la cual se desprenden conclusiones éticas de trascendencia.

Hubo en la Catedral el 18 de septiembre pasado, una presentación de muchachas embarazadas que significaba la preocupación de la Iglesia contra el aborto. Nos preocupa a todos el aborto, pero no el aborto terapéutico que no es problema y que Pío XII admitió al hablar de los fetos ectópicos. Nos preocupa el aborto clandestino que se efectúa en Chile en miles de casos anuales y del cual no se ve que la Iglesia se ocupe efectivamente.

Si ni siquiera habla o lo denuncia ni se preocupa de combatirlo. Combate sí el uso de preservativos o de la píldora del día después que evitarían, sin duda, un número de abortos clandestinos.

Hemos tocado dos temas, el principio de la vida y su preservación frente al abuso del aborto. En la imposibilidad de abarcar ambos temas muy contundentemente, nos limitaremos aquí a sustanciar un problema que está aún debatido. Expondré con sencillez mi opinión.

Se trata del comienzo de la vida, de el depende el segundo problema, ¿cuándo puede comenzar a darse un auténtico aborto?

La Biblia pensaba que la vida se desarrollaba en un proceso. La ciencia ha clarificado datos importantes: el fenómeno de la fecundación en que interviene el óvulo femenino y el espermatozoide masculino y la conformación del cigoto que en sus genes contiene en cierta manera todo el ser humano.

En mi concepto, el cigoto es una semilla con la que comienza un proceso de hominización o formación de la persona humana. Impedir el anidamiento del cigoto no es un microaborto destructivo de un ser personal sino la interrupción de un proceso. Una interrupción que puede aún ser beneficiosa para prevenir un embarazo no deseado.

La Iglesia puede argüir, es al menos posible que el cigoto sea un ser humano, pero una mera posibilidad de vida humana no es materia suficiente para hablar de certidumbre ética. Lo decisivo para una conducta ética no es una mera posibilidad sino una verdadera probabilidad y ésta, opino yo, no se da.

Resumiendo pues, la vida humana es preciosa y está en manos de Dios desde su concepción hasta su término. Respecto a su concepción hay una disputa como hemos sugerido de si la vida parte de un momento o de un proceso.

Las autoridades eclesiásticas han mantenido su línea doctrinal. Yo tengo otra opinión.Espero obedientemente la clarificación que nos comunicará la Iglesia.

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  • http://renzopatricio.blogspot.com/ Renzo Patricio

    Sí, es posible que sea un “proceso”, pero muy importante para que tú o yo hayamos llegado a este mundo por medio de nuestras respectivas madres. Sea “microaborto” o aborto (o no), no nos da el derecho de decidir interrumpir un proceso que puede dar vida. ¿Tan difícil es que los pro abortistas entiendan esto? No se puede caer en el facilismo de interrumpir embarazos no deseados. Las personas deben aprender a madurar y hacerse responsables de sus actos, y no deshacerse de nadie solo porque se embarazaron “sin querer”.

    • Hugo Cortés

      Qué bueno que nunca hayas pasado por el proceso de un aborto. Lamentablemente, el no haber tenido la experiencia provoca que no entiendas que no es una salida “fácil” desde ningún punto de vista. Sé que para los “anti-abortistas” es difícil entenderlo pero, a diferencia de quienes creen que el resto del mundo debe hacer lo que ellos piensan, yo reconozco y acepto que mis propias decisiones no las puede tomar nadie más. Tampoco delegaría dicha responsabilidad. Lo que sí es necesario que entiendas es que, bajo ninguna circunstancia, tienes derecho a condenar a quienes deciden practicarse un aborto a las condiciones insalubres a las que se ven obligados a acceder quienes no tienen dinero para las clínicas de clase alta. La gente que quiere abortar lo va a hacer de todas maneras. Lo que se está planteando es si se hará en condiciones de seguridad para la madre o no.

  • Gloria Bensan

    Ninguna ley obliga a abortar. Una ley que no penalice el aborto en circunstancias específicas es un intento por transparentar procesos reales, ocultos, negados, riesgosos y hasta falsos. Esa ley asume prioridad social ante la carencia de un sistema estatal que brinde garantías a hijos no deseados producto de violaciones o enfermos crónicos, otorgando iguales derechos y protección a hombres y mujeres que decidan abortar en concordancia con la ley y según la “libre demanda” individual.

    Quienes profesamos la fe católica de la Iglesia, incluido el Sr. Sánchez (Rector de la PUC) entendemos que gratuitamente somos dueños de nuestra vida y de nuestras decisiones. Que amamos y cuidamos todo tipo de vida por convicción, respeto y conciencia
    que no se rigen por leyes humanas.

    Que sin temor, con y sin ellas, nos mueve la esperanza de un mundo mejor y por eso intentaremos actuar de acuerdo a los códigos que nos dejó Jesús.

    Ante la realidad que los creyentes del mundo y del país que viven su fe alejados de la doctrina, pienso que quienes representen a la Iglesia y a instituciones católicas de renombre nacional, deberían fomentar ese tipo de conductas de modo que cada vez sean mayormente recurrentes, generosas, tolerantes y caritativas.

    • Jose

      “Quienes profesamos la fe católica de la Iglesia, incluido el Sr. Sánchez
      (Rector de la PUC) entendemos que gratuitamente somos dueños de nuestra
      vida y de nuestras decisiones.”

      Ud. entiende mal. para el cristiano no somos dueños de nuestra vida, ella pertenece a Dios.

  • Gloria Bensan

    José… muchas gracias por su precisión… mi pensamiento iba en términos de la gratuidad de nuestra vida…y del rumbo que le damos…

  • Pedro Pagliai

    Salomón habría dicho que aquellas que procuraran y decidieran abortar, lo hicieran en las mejores condiciones posibles, no en la clandestinidad ni con el miedo a ser objetadas ni rechazadas; quienes optan por llevar a término sus embarazos no deseados y no abortan, el mismo respeto.

    Pero en ambos casos, una cosa es imprescindible. Que no haya ni un asomo de culpa.