Gustavo Lastra ha muerto como traidor a la Patria. Así lo consigna porfiadamente la justicia chilena. Muere ausente del público reconocimiento de su lealtad a la Constitución, las Leyes y las Autoridades de la República. Muere estigmatizado con la oprobiosa imputación de haber vulnerado el Art. 278 del Código de Justicia Militar (conspiración para la sedición).
Todos lo sabemos. Lo sabe la opinión pública. Lo sabían ellos: las confesiones (únicas pruebas para la condena) fueron obtenidas bajo las más bárbaras y aberrantes torturas.
La Comisión Valech que pudo haber conducido a una profunda reflexión a todos los estamentos políticos y sociales del país,solo generó tibias expresiones de perdón.Pero ninguna expresión de condena a los hombres e instituciones que de tan vil manera habían enlodado a la sociedad toda.
Cuando nuestro compañero Gustavo Lastra Saavedra allá por el año 2001 pidió a la Corte Suprema la revisión de tan ignominioso proceso, ésta se negó amparándose en la Constitución de la República (la Constitución de 1980 que sin duda una Asamblea Constituyente pronto abolirá) aduciendo que no la facultaba para revisar hechos acaecidos en tiempos de guerra (Guerra establecida por el Decreto-Ley Nº 5 del 12 de septiembre de 1973)
El Suboficial Gustavo Lastra Saavedra leal a las Leyes y autoridades de la República muere sin ser reivindicado. Décadas de democracia en nuestra Patria no han tenido la fuerza política y moral para restaurar los valores que la dictadura destruyera.
Nosotros, querido compañero Gustavo que compartimos, tus tormentos, tu cárcel, tu exilio y el desprecio de las autoridades judiciales, te damos el último adiós, atormentados, sabiendo que te llevas a la tumba un dolor no mitigado.