Tres reformas fundamentales para tratar de mejorar la distribución del ingreso y de la riqueza, ha impulsado este 2014 el gobierno de la Presidenta Bachelet : que paguen más los que ganan más fue el objetivo de la reforma tributaria, no al lucro, al copago y la selección y el refuerzo de la educación pública es el horizonte de la reforma de la educación y por último, fortalecer la legislación pro trabajadores es lo que busca la reforma laboral.
La derecha, convencida que la dictadura había dejado suficientemente amarrado el modelo económico más extremadamente neoliberal del orbe (no hay otro parecido en ningún otro país) y a una política que sólo ponía esfuerzo en cambiar sólo aquello que no generara mucho ruido, ha reaccionado con total histeria ante estos cambios ahora sí modificadores del fondo de la economía pinochetista.
Campañas tergiversando los objetivos, mintiendo respecto a los proyectos, proclamando el apocalipsis como antaño, han vuelto a ser su comportamiento habitual. No es extraño, cuando se tocan el bolsillo y los privilegios no se puede esperar recibir caricias de quienes son perjudicados.
En la coalición de gobierno, que debiera tener una enorme coincidencia respecto a la urgencia de mejorar la situación del 80% de las personas, y que debiera tener unanimidad respecto a la pésima distribución del ingreso y la riqueza, no ha existido tal cohesión.
En las dos primeras reformas señaladas, sectores de la Democracia Cristiana se han alineado con el modelo neoliberal y bajo pretexto de defender la libertad (paradigma de la derecha) y a una difusa clase media, se han opuesto toda clase de argumentos, la mayoría muy poco demócrata cristianos para atenuar y en varios casos impedir los cambios que los proyectos prometían.
Hemos descubierto una alianza de la Política y el dinero que ya no es patrimonio de los sectores neoliberales de derecha como fue tradicional en este país, sino que ha permeado el centro político. La defensa de intereses económicos propios se ha hecho manifiesta en el caso de los sostenedores y la reforma educacional, como también lo fue con el FUT y el aumento de los impuestos directos.
A pesar de todo las reformas han continuado su desarrollo y pondrán término esperamos, a importantes fundamentos del modelo de la dictadura.
La reforma laboral, nuevamente es una oportunidad para mostrar una coalición unida ante una serie de cambios que no avanzan más allá de recuperar varios de los instrumentos que cercenó el régimen militar y que equilibran adecuadamente las relaciones de empresarios y trabajadores, durante tantos años tan desequilibrada.
Quedan aún un conjunto de reformas pendientes, salud, previsión y las reformas políticas habrá que asumirlas en el futuro, por lo tanto no hay tiempo para descansos, la tarea aún está inconclusa, aunque puede mostrar avances significativos. Aún el chancho seguirá mal pelado.