En el libro de Mario Puzo “ El Padrino “ de hace mucho tiempo, hay un trecho, que me llamó poderosamente la atención, porque describe la moral de un capo de la mafia, que cree en Dios y en los valores familiares. Dicho párrafo alude a que el Padrino manda eliminar a un enemigo, que estorbaba sus negocios, pero que recalca, que nos es nada personal, pero era necesario. Siguiendo su lógica. Paga el entierro y le da dinero a la viuda para su mantención y la de sus hijos.
En el gobierno de Piñera sistemáticamente se fue eliminando y enterrando la credibilidad que los chilenos teníamos por instituciones, que estaban en el ADN de nuestro pueblo.
Se dejó de creer en la justicia chilena entre otras cosas por la porfía del entonces presidente, que pregonaba, que la justicia no era bien impartida. En muchos fallos este personaje cubrió con un manto de niebla las resoluciones de este poder del Estado.
El dejar de creer en la justicia chilena desacreditando al poder judicial, fue una burda estrategia porque simplemente Piñera no logró cumplir con su promesa de acabar con la delincuencia. Su campaña con frases como “se acabó la fiesta “, “se acabó el recreo”, “fin a la puerta giratoria “ “ se van a encontrar con un gobierno, con una policía que va a cumplir con su labor “ etc. etc., al tiempo que dejaba la sensación, que no había cumplido su tarea, derrumbaba al poder judicial y no le importaba ese costo.( Agosto 2012)
Se dejó de creer en las cifras emanadas por instituciones, que por décadas han sido el atalaya de nuestro quehacer diario. La Cepal se restó de continuar con Piñera, porque se cambiaron las reglas del juego por parte del gobierno con el fin de adecuarla a sus intereses para que fueran favorables. Me refiero a la encuesta Casen, que mide la pobreza en Chile entre otras cosas.
Hoy somos testigos de toda una orquestación de declaraciones, en que se dice que parece que estamos como en el tiempo de la Unidad Popular; que la agitación es propia de un país donde se están incubando ideas de extrema izquierda y que terminaríamos como Venezuela. Luego finaliza con un video y la frase “yo me rebelo” y se suma el pronunciamiento de Evelyn Matthei.
Para mí esto es una campaña del terror, una cuasi sedición y la impresión que queda es que intentan llamar a la alteración de la tranquilidad republicana con un fin, que no me atrevo a poner nombre.
La derecha tiene tiempo y mucho dinero para eso y bastante más. A la derecha chilena no le interesa el país. No le interesa romper con tradiciones, buena convivencia o con horadar nuestros más preciados valores republicanos. Sus intereses son mezquinos, añejos y oscuros hacia los cuales nuestra experiencia y nuestra vivencia son incapaces de ser entendidos.
Y ni siquiera son capaces al igual, que Don Vito Corleone de pagar los entierros, ni dar una migaja al eliminar a cualquier costo lo que les estorba.