Entre los países de la OCDE, Chile es una de las cuatro naciones donde más horas se trabajan, otro negro record en el ámbito laboral. Así se difundió en un estudio en el que se precisa que los chilenos trabajan en promedio 2.015 horas al año, 245 horas más que el promedio de la OCDE, que es de 1.770 horas anuales.
Sin entrar en la polémica sobre si esas horas son productivas o no, lo verdaderamente preocupante desde el punto de vista de la salud, es que el exceso de trabajo puede desencadenar un estrés crónico conocido como Síndrome de Burnout o del “Quemado”.
¿Cómo entonces sobrevivir a las largas jornadas de trabajo? La respuesta puede resultar vital para prevenir un colapso emocional que afectará, inevitablemente, el desempeño laboral e incluso alterará la vida personal.
Dolores musculares, problemas gastrointestinales, ansiedad, hipertensión y depresión sumados a un estrés prolongado, podrían derivar en lo que los expertos llaman Síndrome Burnout o del “Quemado”, cuyos síntomas son el agotamiento y, sobre todo, cansancio emocional.
Sin embargo, muchas veces quienes presentan este síndrome tienden a confundirlo sólo con cansancio. Las profesiones más propensas a padecer de Burnout son aquellas que están bajo constante riesgo o peligro de muerte y las que implican interacción social constante.
Tres son las características: agotamiento emocional, despersonalización en la que se asumen conductas automáticas y disociadas para cumplir con el trabajo requerido y sensación de baja realización personal que se produce debido a la baja autoestima como profesional.
Para prevenir, es importante tener en cuenta ciertos comportamientos en el trabajo. Por ejemplo, que seamos capaces de respetar nuestros tiempos de descanso. Cuando estamos con mucho trabajo, tendemos a dejar de lado el almuerzo o decidimos quedarnos hasta muy tarde en nuestro escritorio. Es necesario organizarse y tomar los descansos necesarios para que nuestro organismo tenga un respiro.
También debemos entender la importancia de dejar fuera de nuestra casa los problemas relacionados con el trabajo. Una forma de mantener la distancia, es apagando el celular cuando termine tu jornada o dejando las tareas pendientes lejos de tu hogar.
Necesitamos también tener una actividad que nos permita botar tensiones, distraernos de los problemas y que nos haga sentir mejor con nosotros mismo. Hay quienes prefieren las actividades físicas, otros hacen manualidades o leen.
Asimismo es importante mantener buenas relaciones con nuestros compañeros de trabajo. Esto tiende a aumentar nuestra energía y eficiencia. Además, nos entregan sensación de compañía y apoyo en momentos de ansiedad.
Ahora bien, si en el tiempo estos consejos no son suficientes para evitar el malestar o colapso emocional, podría ser un indicador de que no se está en el trabajo más indicado o que se requiere la ayuda de un profesional. La idea es que el estrés laboral no acabe consumiendo nuestra vida.