La Presidenta de la República sostuvo en su discurso del pasado 21 de mayo, que frente a los casos de embarazos complejos, como sociedad estamos llegando tarde.
Pues bien, la cultura del aborto implica que como sociedad, seguiremos llegando igualmente tarde, pero ahora con la muerte.
El Aborto mal llamado “terapéutico”, consiste en una falacia que no resiste argumento alguno, y es por ese motivo que si se pretende enfrentar un debate serio, es preciso decir las cosas como son.
Riesgo para la vida de la madre.
El porcentaje de mortalidad materna en Chile al año 2009 fue de 9 por cada 100.000 nacidos vivos. Esta cifra es considerablemente menor que la de países como Estados Unidos, en donde el aborto es plenamente legal.
Aún después de la prohibición legal del aborto en el año 1989, la mortalidad materna se redujo más de 96%.
El año 2008, Chile fue el país con menor mortalidad materna de Latinoamérica (sólo 16 casos que lamentar) siendo superado en la región por Canadá. [1] Los invito a revisar el valioso material investigativo del Dr. Elard Koch sobre la materia.
Habría entonces que preguntarse al menos, como es que en un país tan “atrasado” como el nuestro, que defiende los derechos humanos de todas las personas, incluyendo a las más vulnerables, posea estas impresionantes y positivas cifras.
La respuesta es bastante clara, a pesar de que por algún motivo que desconozco, se ha intentado ensombrecer y tergiversar.
En nuestro país, la lex artis médica, indica brindar siempre y en toda circunstancia el tratamiento indicado a la paciente – mujer embarazada- que ella requiera; se tomarán los resguardos necesarios para la protección de la vida del hijo no nacido de la paciente, intentando por todos los medios no poner en riesgo la vida de la madre y la del menor.
Pondremos algunos ejemplos.
Si la madre requiere ser operada de apendicitis ella debe ser operada.
Si la madre requiere recibir quimioterapia, es mandatorio que reciba el tratamiento.
Es incluso indicado, en un caso de riesgo que así lo requiera, proceder al parto prematuro del hijo, aunque tenga poco tiempo de gestación, para procurar así los tratamientos médicos debidos.
Si como consecuencia de la práctica de alguno de estos u otros tratamientos indicados, el menor muere, ello resulta ser un desenlace lamentable, pero no buscado.
La práctica de la medicina en nuestro país, manda a los profesionales de la salud a intentar por todos los medios resguardar la vida de ambos pacientes, minimizando los riesgos, estando consientes desde luego, que en situaciones críticas podría ser incluso poco probable salvar la vida de los dos, pero no procurando la muerte directamente.
Eso es lo que sí ocurre con el aborto “terapéutico”: frente a la complicación o riesgo de la madre, se busca causar la muerte al hijo, como causa directa, y objetivo buscado para practicar así el tratamiento a la madre, como por cuerdas separadas.
La legislación sobre el aborto terapéutico, que no es otra cosa que “matar al no nacido por si acaso”, resulta ser una brutalidad innecesaria, dadas las cifras expuestas con anterioridad.
Frente al inminente riesgo de atropello sistemático – e incluso posiblemente legal- de los derechos humanos de aquellos compatriotas más vulnerables, es importante que no nos dejemos engañar.
[1] Dr. Elard Koch www.melisainstitute.com