12 sep 2014

No al miedo

La bomba hecha explotar a pasos del metro Escuela Militar en un horario de amplio tránsito de personas, significa el paso de las detonaciones de artefactos explosivos contra lo que estiman son los símbolos del capitalismo, típico de grupos antisistema que buscan captar notoriedad y legitimar una forma de protesta por aislada que esta aparezca, a aquella donde lo que se busca es herir y matar personas para provocar temor en la población, modificar demostrativamente la vida cotidiana de la gente, colocar en el centro de la atención política la violencia e intentar generar elementos de desestabilización de la democracia.

La investigación de las policías y de la justicia debe ser fina y provista de estudios e información teórica y de inteligencia acerca del carácter de estos fenómenos que aunque se parezcan y operen con los mismos explosivos y similar sigilo pueden perfectamente ser distintos y realizados por grupos diversos en su origen, ideología, formulación y objetivos.

Hay que verificar, en la investigación, si se trata de una escalada, es decir del paso del efecto demostrativo al terrorismo explícito por parte del mismo grupo de personas que en estos años han detonado bombas, o mas bien si se trata de personas y grupos distintos y por tanto si estamos frente a un fenómeno nuevo que recurre al terrorismo abierto para llevar adelante sus propósitos.

La experiencia internacional muestra ambas experiencias. Existen personas y grupos anárquicos que como tales carecen, por definición incluso ideológica, de una orgánica formulada y que colocan explosivos en bancos y centros del poder capitalista y muchas veces esto ocurre, como ha sucedido en Chile, por parte de una sola persona que fabrica la bomba, la instala, la hace detonar escogiendo una hora en que no se produce daños a terceros y cumple con ello su deber militante de repudiar al sistema.

En este caso no hay un diseño de largo plazo e incluso no hay una reivindicación explícita porque el motivo es genérico y la forma de operar anónima y no concordada incluso con otros que de igual manera hacen de la explosión el objetivo en si mismo.

Sin embargo, existe también el anarco-terrorismo o, en algunos países, los autónomos, que tienen un diseño, una orgánica y cuyo objetivo es abiertamente terrorista sin importar las consecuencias del hecho.

Ciertamente entre ambos fenómenos pueden haber vasos comunicantes y, dado que el fenómeno es global y ya no solo radicado en Europa sino también en América Latina, puede responder a una radicalización de elementos que hasta ayer practicaron el bombazo demostrativo y que hoy se vuelcan a una acción terrorista directa incluso influidos por grupos anarco-terroristas de otros países y, en particular, españoles que parecen tener mayor conexión con el anarquismo local.

No hay que olvidar que las últimas acciones de estos grupos han golpeado en Chile los mismos objetivos que en Barcelona: iglesias, autos de policías, transporte público, es casi un modelo de acción que se copia.

Por cierto, en el atentado terrorista del 8 de Septiembre, no se puede descartar que haya operado algún grupo como respuesta a la condena a los procesados por el asesinato del cabo Moyano, como tampoco, que se trate de algún grupo de ultraderecha que ha aprovechado la ocasión de los bombazos anarquistas para producir un hecho terrorista atribuible a grupos de ultraizquierda y crear la intranquilidad en la población, cambiar el clima político del país y dañar el esfuerzo reformador del gobierno de la Presidenta Bachelet.

Otra hipótesis, que tampoco puede ser dejada de lado, es aquella del terrorismo inducido, es decir aquel que infiltra y utiliza a un grupo para cometer un atentado terrorista escondido en la sombra, “il grande vecchio” como se le llamó en Italia, maniobrando de esta forma toda la situación política del país. Hay demasiadas experiencias en el mundo donde horrendos crímenes terroristas, perpetrados por el fascismo negro o rojo, han sido inducidos por grupos fácticos, servicios de inteligencia o poderes ocultos.

No se puede descartar ninguna hipótesis y por ello la investigación es compleja. Lo es también, porque no hay experiencia de combate al delito terrorista en el aparato judicial, porque a la Agencia de Inteligencia Nacional dispone de facultades limitadas y nula capacidad operativa y porque tenemos una ineficaz ley antiterrorista sin real legitimidad.

Como ha anunciado la Presidenta Bachelet, todo ello será rápidamente modificado y el que se suscite un amplio acuerdo de todos los partidos presentes en el Parlamento en torno a estos cambios legales es un hecho relevante.

En este contexto es repudiable el que un Canal de Televisión haya intentado ligar a este atentado a una parte del movimiento estudiantil. El rechazo de la ciudadanía en las redes sociales ha sido categórico y yo espero que el CNTV adopte sanciones contra este exabrupto.

Hay ignorancia, al menos, detrás de esta información del Canal en cuestión, dado que el anarquismo de Proudhon era racional, no violento, anti utópico, plenamente político y social mutualista y siempre ha habido un anarquismo político que detrás de su oposición al sistema y a la idea filosófica del fin del Estado, nunca utilizó la violencia terrorista.

Igual repudio merece el titular de primera página de un diario vespertino que exalta el miedo y hasta construye una simbología con los colores rojo y negro insinuando subliminalmente presuntos responsables.

Todos debemos entender que lo más importante es la unidad del país contra el terrorismo. Como bien ha dicho el ex Presidente Lagos se le causa un daño enorme a Chile. Nadie gana tratando de sacar provecho de estos hechos criminales ni atizando una situación de alarmismo en la ciudadanía.

Se trata de grupos pequeños que deben ser políticamente aislados y el terrorismo debe ser repudiado y condenado venga de donde venga y cualquiera sea su motivación ideológica o sus supuestas reivindicaciones.

Hacer explotar una bomba para dañar la vida de personas que circulan en el metro o en la calle, personas modestas, mujeres, como los que han sido afectados, no puede ser recubierta con ninguna motivación política.

Es un gesto inhumano que debe ser combatido con todo el rigor de la ley, empleando toda la pericia y la fuerza policial, tomando resguardos, como los que el gobierno ha dispuesto, para dar seguridad a la población y garantizando que este atentado criminal no quedará impune.

En torno a ello debemos estar todos unidos, la unidad política y de toda la ciudadanía, el combatir el temor por parte de la propia población, son elementos claves para derrotar este brote de terrorismo en un país tranquilo como Chile donde cualquier diferencia, cualquier reivindicación, debe darse en el plano de la política, de la movilización social pacífica, del debate de ideas, del fortalecimiento de la democracia y nunca a través del crimen y del terrorismo.

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