01 sep 2014

El copago en la reforma educacional

Lo colocan en la esfera política, cuando en definitiva está marcado por una realidad sociocultural.

En efecto, el Gobierno señala que de manera gradual desea terminar con el copago, ya que éste impide que los padres que tienen bajos recursos puedan elegir libremente donde quieren poner a sus hijos, lo que se constituye en una forma de discriminación y segregación social.

Los padres, por su parte, quieren mantener la subvención pagada por ellos, porque manifiestan querer lo mejor para sus hijos y por lo mismo están dispuestos a sacrificarse por esa mejor educación que consideran les ofrece un colegio particular, como ellos llaman.

El debate se torna complejo, porque el gobierno busca lo mejor para la sociedad, mientras los padres quieren hoy lo mejor para sus hijos. Ambos desde su mirada tienen razón.

Es cierto que hoy la educación reproduce y amplifica la segregación social que hay en nuestro país, con una educación pública para los más pobres, subvencionada para un sector medio y pagada para los de mayores recursos.

Ello implica que desde niño se aprenda a convivir socialmente solo con los iguales, impidiendo una formación y mirada más amplia de los educandos, lo que en definitiva terminará marcando toda la sociedad. Es difícil que generemos una sociedad más integrada si no se logra disminuir la brecha social en todos los ámbitos partiendo por la educación.

Los padres sostienen que las cosas que se reciben gratis no se valoran como corresponde y que al cancelar pueden exigir. Tienen temor que al darse un término del copago se proyecten los problemas de la actual educación municipal en la subvencionada.

Este debate parece complejo de resolverse, sin embargo creemos tiene un solo punto de encuentro, educación de calidad.

Con una educación pública de calidad, la demanda por irse a ésta será explosiva. Si los padres quieren lo mejor para sus hijos y el gobierno para toda la sociedad, ese es el gran punto de encuentro posible.

Es la educación de alta calidad la que define una opción por parte de los padres, sea cual sea su nivel social y cultural. Una muestra clara de ello, han sido desde siempre los liceos emblemáticos de nuestro país, que hoy están distorsionados al seleccionar solo a los mejores y por lo mismo sus resultados son predecibles.

Es por ello que el tema de la calidad debe ir en la avanzada de la reforma. Solo ella puede terminar con todo tipo de discriminación y segregación. El problema es que para ello se requerirán años y los hijos necesitan respuestas ahora.

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  • César Cuevas

    Claro los que tienen poder adquisitivo reclaman porque en realidad ellos no tienen problemas en subvencionar con el copago por sus hijos. Pero, un gobierno debe trabajar por todos, y principalmente por aquellos que no tienen los medios para acceder a una educación de calidad. Creo que todo este “descontento” por la reforma tiene mas bien su origen en desinformación que viene de parte de quienes temen perder el negocio. Se que en Chile la gente se ha vuelto muy arribista (lo digo porque eduqué a mi hija en un colegio particular subvencionado) y muchos apoderados siempre trataban de presumir lo que no eran. En ese sentido el reclamo de la derecha les hace eco. Pues, creen que por pagar (u ostentar) son más. Triste pero es así. Pero, resulta, que muchos de ellos jamás estabn al día con las cuotas y el colegio arrastraba grandes deudas, que hacían dificil su funcionamiento. Finalmente, la calidad se deterioró y muchos retiramos a nuestros hijos de ese colegio. Creo que el gobierno debe legislar, a pesar de las voces disonantes, pues es la mayoría que queremos y elegimos a este gobierno los que esperamos respuestas, pera no seguir endeudandonos por algo que debe ser un derecho.

  • Víctor Marcelo Vergara Verdugo

    El problema es más complejo de lo que las autoridades lo visualizan y por un motivo bien específico, ningún dirigente político tiene a sus hijos en colegios públicos ni particulares subvencionados. Puestas así las cosas es fácil el discurso de que las personas que tienen a sus hijos en colegios subvencionados son discriminadores porque no desean a sus hijos juntos con los de los estratos D y E, que no tienen las cuarenta lucas que le pide el sostenedor. Pero ¿alguno de estos dirigentes se ha ido a dar una vuelta por muchos de los colegios municipalizados? ¿Saben el tipo de alumnos que asiste a estos colegios y el tipo de apoderados? La realidad es que muchos papás pagan lo que no tienen para que sus hijos no estén con sus compañeros del colegio municipal, pero no por disquisiciones abstractas, sino porque esos niños y apoderados con los que no se quieren mezclar tienen nombre y apellido, son personas concretas con quienes se ha convivido y de las cuales solo se desea escapar. Conozco a una persona que vivía en un barrio pobre y jamás dejó que sus hijos se mezclaran con los niños del barrio. El resultado, a pesar de su pobreza, los dos mayores son profesionales y la pequeña se saca los primeros lugares. Ninguno fue drogadicto ni borracho, no fue un cervecero de esquina que macheteaba a los vecinos. Es tremendo esto, pero seguir imaginando un mundo de Bilz y Pap para hacer políticas públicas nos conducirá al fracaso. Si no desean discriminación, deben terminar con la pobreza, la desigualdad y los contubernios empresariales que creen que el país es una pulpería salitrera.