Lo colocan en la esfera política, cuando en definitiva está marcado por una realidad sociocultural.
En efecto, el Gobierno señala que de manera gradual desea terminar con el copago, ya que éste impide que los padres que tienen bajos recursos puedan elegir libremente donde quieren poner a sus hijos, lo que se constituye en una forma de discriminación y segregación social.
Los padres, por su parte, quieren mantener la subvención pagada por ellos, porque manifiestan querer lo mejor para sus hijos y por lo mismo están dispuestos a sacrificarse por esa mejor educación que consideran les ofrece un colegio particular, como ellos llaman.
El debate se torna complejo, porque el gobierno busca lo mejor para la sociedad, mientras los padres quieren hoy lo mejor para sus hijos. Ambos desde su mirada tienen razón.
Es cierto que hoy la educación reproduce y amplifica la segregación social que hay en nuestro país, con una educación pública para los más pobres, subvencionada para un sector medio y pagada para los de mayores recursos.
Ello implica que desde niño se aprenda a convivir socialmente solo con los iguales, impidiendo una formación y mirada más amplia de los educandos, lo que en definitiva terminará marcando toda la sociedad. Es difícil que generemos una sociedad más integrada si no se logra disminuir la brecha social en todos los ámbitos partiendo por la educación.
Los padres sostienen que las cosas que se reciben gratis no se valoran como corresponde y que al cancelar pueden exigir. Tienen temor que al darse un término del copago se proyecten los problemas de la actual educación municipal en la subvencionada.
Este debate parece complejo de resolverse, sin embargo creemos tiene un solo punto de encuentro, educación de calidad.
Con una educación pública de calidad, la demanda por irse a ésta será explosiva. Si los padres quieren lo mejor para sus hijos y el gobierno para toda la sociedad, ese es el gran punto de encuentro posible.
Es la educación de alta calidad la que define una opción por parte de los padres, sea cual sea su nivel social y cultural. Una muestra clara de ello, han sido desde siempre los liceos emblemáticos de nuestro país, que hoy están distorsionados al seleccionar solo a los mejores y por lo mismo sus resultados son predecibles.
Es por ello que el tema de la calidad debe ir en la avanzada de la reforma. Solo ella puede terminar con todo tipo de discriminación y segregación. El problema es que para ello se requerirán años y los hijos necesitan respuestas ahora.