El premio Nacional de Literatura otorgado este viernes 22 de agosto al notable narrador antofagastino Antonio Skármeta es indiscutiblemente, aunque no soy experto, un logro muy merecido por un hombre de letras, de basta experiencia, con 73 años y dilatada trayectoria
Es un gran cuentista que yo he disfrutado mucho. Es un alabado como un excelente novelista.Es un muy buen ensayista. Dirigió la película Ardiente Paciencia. Ella fue la base para hacer el guion del exitoso mundial a nivel cinematográfico“Il Postino” o más bien, “El Cartero de Neruda”.
Fue un carismático conductor por 10 años de un inolvidable programa “El show de los libros”, cuando TVN el canal público, en 1992, no tenía temor a entregar programas culturales en horarios adecuados.Y su ultima faceta distinta a la literatura fue haber cumplido funciones como embajador de nuestro país en Alemania el 2000 con el gobierno del Presidente Ricardo Lagos.
Pero a Antonio, en lo personal lo vinculo, además de su trayectoria en las letras, al deporte, y siempre lo menciono en las clases de periodismo deportivo. Mi primer contacto con él fue como alumno en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, en la recordada calle Los Aromos, cuando volvió de Estados Unidos tras la beca Fulbright e hizo el curso de redacción periodística.
Eramos un grupo de alumnos donde posteriormente destacaron comunicadores como Gonzalo Bertrán, Santiago Pavlovic, Guillermo Muñoz Melo,entre otros. Dábamos los primeros pasos en el campo de la redacción y Antonio nos sorprendió con una publicación,no del Times o del New York Times, sino destacando una agresiva entrevista redactada en una revista deportiva argentina.
En el popular semanario El Grafico, revista que marcó una gran época del deporte argentino y de Sudamérica,y que en esos días destacaba a Omar Sivori, Roberto de Vicenzo, Alberto Demiddi y al promisorio Carlos Monzón, publicó la entrevista a un carismático portero notable de River Plate, Hugo Gatti, jugador exultante, de gran personalidad y verborrea que enloquecía a los aficionados
Es que Antonio respetaba el deporte y sabía rescatar de el lo más noble, lo atractivo,lo llamativo. Como muestra de su conocimiento, señalemos que había publicado a comienzos de los años 60 “El entusiasmo” donde en un par de cuentos describe el ambiente del barrio Chacabuco, donde los caballos son los protagonistas de las carreras del Hipódromo Chile.
Después escribió “Desnudo en el tejado” en que aparece su notable cuento “El ciclista del San Cristóbal”. El ciclismo es un noble deporte, con drama y sacrificio.
Con casos notables como los había expuesto el famoso cineasta Claude Lelouch en el documental “La tricota amarilla” en que describe la épica competencia “ El Tour de France”, agotadora prueba que describía los altos y bajos de la competencia mas antigua y prestigiosa del mundo.
Skármeta en el relato nos ofrecía otra cara. El drama de un modesto ciclista chileno que el día de su cumpleaños se prepara para participar en la prueba del Ascenso a la cumbre del Cerro San Cristóbal. Pero su aspiración no era “una tricota amarilla” sino ganar el premio en dinero para mandar a su madre a una clínica “pasable” para atenderla ya que estaba en situación dramática.
En el cuento del ciclista chileno del San Cristóbal mencionaba a los representantes de clubes tradicionales del pedal como el Audax Club Sportivo Italiano, los ruteros del Green Cross, los corredores del Ferroviarios y a un rubio escalador del Club Stade Francais. Y en 1968 apoyado en este relato de connotación deportiva ganó el destacado premio Casa de Las Américas.
Tras el golpe militar, se exilió en Argentina y el año 1973 publicó con gran valentía una novela llamada “Tiro Libre” en la que hace referencia a un episodio deportivo nada menos que durante el drama que marcó a nuestro país. Dicha publicación nunca se distribuyó en Chile.Posteriormente abandonó Argentina para trasladarse a Alemania Occidental.
Otro de los deportes que Antonio también trató con brillantez, en 1989, fue una novela que leí en su título original Match Ball. Posteriormente en otras ediciones se tituló como “La velocidad del amor”. Era un relato con un tono humorístico que contaba la historia de un médico de Estados Unidos avecindado en Alemania tras haberse casado con una germana.
En la novela este médico se apasiona por una juvenil estrella del tenis Sophie Mass, gran deportista alemana que vuelca su vida a las competencias internacionales y este cincuentón enamorada de la juvenil tenista se convierte en su manager intentando mantener en forma patética su vinculo sentimental pese a la diferencia de años y ambiente del que provenían.
Skármeta recreó muy acertadamente el ambiente que se origina en el circuito tenístico profesional perfectamente aplicable a otras disciplinas que hoy en día relacionan a las nuevas figuras del deporte con la esperanza del triunfo, de la gloria, del logro del dinero y de la fama.
Tras volver a Chile el 2004 luego de terminar su periodo de embajador, sigue ligado al deporte, disfruta entre otros del fútbol el deporte popular.
Y nos hemos encontrado en una disciplina tradicional y muy antigua como es la hípica.Hemos compartido los grandes clásicos de la Triple Corona de la Hípica chilena, El Ensayo en el Club Hípico, el centenario recinto de Blanco Encalada,o el Saint Leger, en el popular Hipódromo Chile cerca de la plaza Chacabuco.
Antonio da muestras de su conocimiento respecto a la historia de los ejemplares que participarán en las competencias ecuestres. Conoce la trayectoria de los jinetes, maneja los antecedentes de los preparadores y también con picardía y entusiasmo busca la alegría de acertar con un ganador.
Pero si quizás no siempre acierta con un ganador en el deporte, en la literatura, con otros innumerables galardones como los Premio Planeta 2003 con “El Baile de la Victoria” y el 2011 con “Los días del Arcoiris” y ahora el Premio Nacional de Literatura, Antonio Skármeta es uno de los más grandes triunfadores de nuestro país.
Se ubica,como en el deporte, en la galería de los grandes vencedores, lo que él, como conocedor de este campo, debe valorar perfectamente.