Estamos muy cerca de que ocurra un hecho histórico, el fin del sistema binominal. En el país, somos muchos y muchas los que llevamos más de dos décadas planteando la necesidad de terminar con este sistema electoral, parte de las leyes de amarre de la dictadura, para que contemos con una democracia representativa de nuestra sociedad plural y diversa.
Son conocidos los múltiples obstáculos a este cambio, basados sin duda en el deseo de mantener el statu quo e impedir así que se realicen en Chile las transformaciones sociales que la mayoría demanda.
El programa de gobierno de la Presidenta Bachelet contó con un amplio respaldo ciudadano porque se hizo cargo, precisamente, de estas demandas: reforma tributaria, reforma en educación, nueva Constitución. Para hacer realidad este proceso de transformaciones y construir el país más justo que queremos, necesitamos que las distintas opiniones estén representadas en el Congreso.
Un sistema electoral proporcional va a dar cuenta de las mayorías y minorías y de las posturas que representan. Parte del alejamiento de las ciudadanas y ciudadanos de la política se debe precisamente al sistema binominal que no permitía su verdadera expresión.
El fin a este sistema es un hecho histórico. Pero adquiere mayor fuerza cuando, por voluntad de la Presidenta Michelle Bachelet la propuesta del gobierno incluye el criterio de paridad de género, de modo de avanzar de manera decidida en la representación de las mujeres en el Congreso.La perspectiva de asegurar que ningún sexo tenga una representación menor de un 40% ni mayor al 60% garantiza la equidad de género, indispensable para un verdadero desarrollo de nuestra democracia.
Esta propuesta asumió medidas concretas y efectivas para garantizar la participación de las candidaturas de mujeres: incentivo económico al colectivo partidario por candidata electa y reembolso mayor por voto a las candidatas. Por otro lado, la inclusión de que las candidaturas de mujeres y hombres se presenten de manera alternada en las listas también da prueba de mayor igualdad de oportunidades.
Muchos se preguntan cuál será la diferencia con un Congreso Nacional con mayor presencia de mujeres. Las mujeres somos, a pesar de que se olvida, un poco más de la mitad del país.
Por lo mismo, nuestras necesidades, nuestros problemas, nuestras perspectivas y realidades tienen que tener representación en los parlamentos donde se deciden las leyes que nos regirán.El largo trámite de ley sobre el femicidio dio cuenta de las barreras culturales que existían -y que perduran- para comprender realidades que vivimos las mujeres.
Sin duda que el término del sistema binominal es una gran noticia, pero que el nuevo sistema electoral proporcional sea más equitativo para mujeres y hombres constituye un cambio trascendente para nuestra democracia, dando cumplimiento al compromiso de la Presidenta Michelle Bachelet.