No, no es un error. Tengo claro que Francisco Huenchumilla es Intendente de la Región de La Araucanía y que en la conformación político-administrativa de Chile un intendente tiene mayor jerarquía, funciones y facultades que un Gobernador,cuyo ámbito de actuación es exclusivamente provincial.Uso la expresión Gobernador porque creo que el Intendente Huenchumilla ha asumido sus responsabilidades con la impronta y el liderazgo que lo haría un Gobernador Regional electo en un Estado descentralizado.
Francisco Huenchumilla no sólo ha tomado la nada fácil decisión de abordar frontalmente la difícil situación que se vive en su región, sino que también ha tenido la lucidez para, en su condición de autoridad, interpelar a la comunidad nacional desde La Araucanía.
Sin apartarse de la línea política del Gobierno Nacional, al cual representa en la región, ha tenido la capacidad y valentía de construir un discurso y una agenda que marcan un punto de inflexión en la forma de abordar “la cuestión indígena”.
Huenchumilla ha entendido que si no son los propios actores regionales los que en primer lugar y decididamente buscan dar cauce a un diálogo de fondo, sin ambages, con apertura y vigor, difícilmente lo hará el resto del país, para muchos de cuyos habitantes el llamado “conflicto mapuche” es una cuestión que atañe únicamente a una cuantas comunidades y a los latifundistas que se ubican en los ancestrales territorios indígenas.
Huenchumilla, entonces, rompe con una cierta inercia conductual y se atreve a innovar en dos cuestiones sustantivas.
Primero, se constituye como una autoridad regional que se mueve bidireccionalmente en relación con el poder central y no sólo como un delegado de este, marcando lo que puede ser un antecedente de cómo se comportarán los futuros intendentes elegidos.
Segundo, no tiene complejos en tomar partido por una causa, haciendo ver la legitimidad de las demandas de los pueblos indígenas y marcando el acento en la raigambre política y no sólo socio-económica de la situación de conflicto.
Esta manera de entender y hacer de Francisco Huenchumilla, le está granjeando y le granjeará fuertes críticas de amplio espectro y adversarios poderosos, pero es sólo con liderazgo, convicción y ponderación, algo que el Intendente entiende muy bien, que es posible aunar las fuerzas que se requieren para avanzar en asuntos de tanta complejidad y envergadura en una sociedad democrática.
Contar con autoridades ejecutivas que se erijan como auténticos líderes regionales, que “apuren” al nivel central, es uno de los requerimientos básicos para progresar hacia un país más comprensivo y menos inequitativo.
Mientras se concretan las reformas políticas que permitan avanzar en la total democratización de los gobiernos regionales, la línea marcada por el Intendente Huenchumilla es un buen ejemplo a seguir.
Por cierto hubo otros, no demasiados en mi parecer, que transitaron en esa misma dirección, pero es tal vez la densidad del desafío que le toca enfrentar lo que lo hace más nítido.