Hoy, los trabajadores conmemoran el Día Internacional del Trabajo recordando sus luchas, reivindicando sus demandas, homenajeando a sus mártires. La historia de los trabajadores ha sido de avances y retrocesos, de libertades y persecuciones.
Hace pocos años, en la época de la dictadura, tratábamos por todos los medios de reconstruir el Movimiento Sindical, reclamar por los derechos laborales conculcados y, sobre todo, reconquistar la democracia porque sabíamos que ella era el mejor escenario para avanzar, en libertad y sin miedo, hacia una sociedad más justa y democrática.
Imposible no recordar a quienes perdieron la vida en esa lucha.
Imposible omitir el liderazgo sobresaliente de Manuel Bustos Huerta.Su ejemplo fue notable, demostrando coherencia entre la palabra y la acción.
Los jóvenes sindicalistas debieran recordar su legado, Manuel decía: “Yo defiendo al trabajador, su empleo, defiendo su salario, el derecho al trabajo, defiendo el derecho a la vivienda, a la educación, a la salud, a la cultura. Tras esto hay una opción política. Pero yo no estoy diciendo que para hacer eso él tiene que ser militante de mi partido”.
“Para que haya un sindicalismo, para que haya una organización estudiantil, para que haya una acción poblacional, tiene que haber democracia. Para que tengamos realmente organizaciones sindicales libres, autónomas y pluralistas, tiene que haber democracia”.
“Nunca un dirigente debe llevar a la práctica solamente lo que él cree que es bueno o lo que él piensa. Es fundamental que el dirigente sindical, cuando tiene una idea, la plantee en el debate de la organización y pida al trabajador de base que dé su opinión. Entonces se logra enriquecer esa opinión y junto con ello se logra tomar contacto y el compromiso con el trabajador”.
“El trabajador tiene que educarse para ser dirigente sindical. En el futuro tenemos que tener la capacidad de ser, primero, dirigentes sindicales educados. El dirigente tiene que tener la capacidad de vincularse con todos los sectores sociales en los cuales se desarrolla”.
El sindicalismo democrático, unitario, pluralista y autónomo que proclamó Manuel Bustos Huerta, no es una tarea fácil. No es fácil construir buenas relaciones laborales, equidad y justicia social.
No obstante, hay que seguir intentándolo porque el sindicalismo sigue siendo una necesidad en Chile: para los trabajadores y para el país.
Los pocos beneficios que existen, como la jornada laboral de 45 horas, fueron fruto de personas y dirigentes que lucharon valientemente para lograrlo.
A escala mundial, la revolución industrial trasladó todo el esquema de trabajo agrícola -donde participaba todo el núcleo familiar- al nuevo sistema de las fábricas,donde las personas, hombres, mujeres, niños y ancianos, quedaron sujetas a jornadas diarias de doce horas continuas sin descanso.
Este esquema de explotación y abuso se mantuvo por años e impedía la integración familiar, el descanso y la recreación.
Por eso la idea de conseguir una jornada de trabajo de ocho horas comenzó a extenderse en Estados Unidos en 1874. Los primeros en reaccionar fueron los trabajadores ferroviarios, quienes organizaron una huelga de semanas en 17 estados.
Así, la Federación Norteamericana del Trabajo acordó en su cuarto congreso, de 1884, realizar una huelga general el 1 de mayo de 1886. La represión no se hizo esperar, ese mismo día se produjeron nueve muertos en la localidad de Milwaukee y enfrentamientos callejeros entre policías y trabajadores en Filadelfia, Louisville, St. Louis, Baltimore y Chicago.
El 3 y 4 de mayo en nuevas huelgas, la policía al defender a los rompehuelgas y disparar contra la multitud provocó 42 muertos y cerca de 165 heridos.
Luego detuvo a convocantes y oradores entre ellos: Auguste Spies, 31 años, periodista; Michael Schwab, 33 años, tipógrafo; Georges Engel, 50 años, tipógrafo y periodista; Adolf Fischer, 30 años, periodista; Louis Ling, 22 años, carpintero; Samuel Fielden, 39 años, pastor metodista; Oscar Neebe, 38 años, periodista y Albert Parsons periodista.
Adolf Fischer en el pseudo juicio dijo: “Si creéis que con este bárbaro veredicto aniquiláis nuestras ideas, estáis en un error, porque éstas son inmortales. Este veredicto es un golpe de muerte dado a la libertad de imprenta, a la libertad de pensamiento, a la libertad de palabra, en este país. El pueblo tomará nota de ello”.
Tras el irregular proceso el 11 de noviembre, fueron ejecutados y murieron ahorcados Fischer, Engel, Parsons y Spies.
Los mártires de Chicago simbolizan desde 1886, el sacrificio en la lucha de los trabajadores por sus derechos. En Chile, en 1931 el Presidente Carlos Ibáñez del Campo decretó feriado el día 1 de mayo y en 1955 el Papa Pío XII lo declaró como el día de San José, el Trabajador.
Han pasado muchos años desde aquel hecho.
En la actualidad, para algunos el 1º de mayo es solo una fecha de descanso y olvidan su verdadero significado.
Pero, el 1ºde mayo no es un día más. Por el contrario, debiera ser un gran momento para reflexionar acerca de las condiciones laborales que se dan en nuestro país y en el mundo.
Actuales dirigentes sindicales de la CUT han dicho que dado que el país vive una época de cambios el Movimiento Sindical impulsará esos cambios con la esperanza de lograr mejores condiciones de equidad y justicia social para los trabajadores.
¡Viva el Primero de Mayo!
¡Viva los Trabajadores!