Algo o alguien en algún momento de la historia (quizá desde la pre historia) definió que los roles del hombre y la mujer en la sociedad eran distintos.El hombre era quien salía del hogar a trabajar en busca de recursos económicos que permitieran solventar la adquisición de diversos insumos necesarios para la vida diaria, y la mujer como aquella persona encargada de todos los quehaceres propios del hogar, desde el cuidado de los hijos hasta aspectos propios del desarrollo de una casa.
Lo anterior, que duda cabe, cambió.Hoy la mujer se inserta, de la misma forma que el hombre en el mundo laboral y muchas veces son ellas el principal sustento económico de la familia.
Este cambio no ha sido exento de diversas dificultades para la mujer y la familia en su conjunto, uno de ellos es el fenómeno de la “doble presencia”
La doble presencia dice relación al peso que recae en las mujeres cuando éstas salen al mundo laboral sin dejar la responsabilidad histórica de hacerse cargo del hogar. Aunque se haya producido una progresión en la incorporación de la mujer al mercado del trabajo en los últimos años, no se ha dado la misma progresión en cuanto a la participación del hombre en el sistema familiar.
Algunos estudios indican que las mujeres aumentan considerablemente el tiempo diario dedicado al trabajo doméstico (entre 5 a 6 horas diarias) lo que duplica e incluso triplica el trabajo realizado por los hombres, el cual alcanza aproximadamente 2 horas (en promedio) al día.
Es la mujer (en la mayoría de las familias) la única que trata de compatibilizar ambos sistemas, por lo que el problema de la conciliación afecta principalmente a ellas ya que son las responsables “exclusivas” de la carga familiar y doméstica, lo que puede generar graves problemas de salud, los que se asocian principalmente a cuatro dimensiones: salud mental, vitalidad, síntomas cognitivos del estrés y síntomas conductuales del estrés.
Esta situación es la que viven en nuestro país día a día muchas mujeres madres de niños con cáncer, al enfrentar el dilema entre cuidar a sus hijos y apoyarlos en tan duro tratamiento o seguir trabajando para no perder un ingreso económico justo cuando los gastos aumentan considerablemente.
¿Usted cree que una madre puede trabajar y “rendir” de manera normal sabiendo que en el Hospital está su hijo sometido a largas quimioterapias, que involucran anestesias, inyecciones, nauseas y muchas cosas más? ¿Usted cree que un niño puede resistir todo esto sin su madre?
Tanto la doble presencia como el cuidado de los niños con cáncer son temas que en países como España, Inglaterra, Suecia, entre otros han sido motivo de profundos estudios que han sustentado la generación de políticas públicas de legislación laboral que permitan subsanar en parte los problemas que estos temas implican para las familias.
En Chile, desde el 2012 como Agrupación de Padres de Niños con Cáncer, hemos realizado los estudios y gestionado con el Parlamento y el gobierno de esos años la legislación al respecto, encontrando eco solamente en los senadores y diputados,quienes en ambas cámaras aprobaron los respectivos proyectos que esperaron la firma del ex presidente Piñera que nunca se logró, en parte debido a la insensibilidad de la entonces ministra Mathei, quien personalmente nos indicó la inviabilidad del proyecto.
Hoy nos encontramos bajo una administración gubernamental que sustenta sus acciones en valores radicalmente distintos a los de la administración pasada, por lo cual tenemos la esperanza de encontrar la aprobación de políticas públicas que alivien en parte el dolor que viven las familias cuando la bomba del cáncer cae en sus casas.