Cuando se cumplen 150 años de la primera Escuela de Párvulos pública en Chile, es importante destacar los avances alcanzados durante ese periodo, sin embargo es igualmente relevante plantear los desafíos que aún subyacen.Más aún cuando la discusión de la reforma educacional revela la importancia de la primera infancia en la formación de las personas.
En efecto, cuesta mucho que las políticas educativas y la sociedad en general comprendan que la etapa formativa más importante son los primeros seis años de vida, sobre todo lo que significa desde el periodo del nacimiento hasta los tres años.
Los niños y niñas siguen siendo vistos como objetos pasivos del cuidado, de la estimulación y no como personas proactivas, agentes sociales y sujetos de la educación y de derechos.
Si bien hace más de 60 años egresaron las primeras Educadoras de Párvulos de la Universidad de Chile, quienes comenzaron a incorporar el enfoque educativo en la atención, en la actualidad los bebés son oficialmente concebidos como sujetos de la educación en el Currículo nacional de Educación Parvularia, pero en la práctica, las familias, instituciones y programas de atención, siguen muchas veces tratándolos como objetos y aplicando estructurados “manuales de estimulación”, que no dejan lugar a su “ser humano”, evidenciando que el derecho a la educación no se instala del todo.
Hoy está en marcha un programa de gobierno que incorpora reformas en materia de primera infancia.
Esperamos que los esfuerzos se centren en reinstalar en la discusión el tema de la calidad de la educación como un asunto sistémico y no como una medida aislada.
Ello implica, por ejemplo, bajar la cantidad de niños por educadora, mejorar también las condiciones laborales de quienes se desempeñan en este nivel, aumentar el tiempo de planificación de las prácticas educativas y tener un acompañamiento técnico adecuado,supervisores.
Asimismo significa ser parte de un proyecto educativo nacional como lo proponen las Bases Curriculares de la Educación Parvularia, con instrumentos adecuados de apoyo, no contradictorios como sucede en la actualidad, que potencien el rol profesional de las Educadoras.