Los rectores de las universidades estatales, que son privadas en su financiamiento, insisten en que el Estado está entregando tanto o más fondos a universidades privadas que a las estatales, y que esos fondos no tienen ningún control del Estado; peor aún, muchos de estos fondos van a las arcas de instituciones extranjeras.
Se ataca el lucro y la falta de control que derivan de los fondos fiscales como si esto fuera lo más serio o importante.
Insistamos, lo más importante, inmoral y anti-ético es el robo al erario fiscal o estatal que proviene del bolsillo de todos los chilenos, principalmente de los pobres, a través de los impuestos, que los ricos pueden evadir de múltiples formas.
La Constitución de la Dictadura Militar y las leyes consecuentes autorizan al Gobierno para asignar fondos, como éstos, a las universidades privadas sin el consentimiento informado de los chilenos, lo que constituye un robo ético aunque no legal.
El Gobierno le mete la mano al bolsillo de los chilenos para sacarle plata y entregársela a instituciones privadas incluso extranjeras, a la vista y paciencia de todos y sin que nadie, excepto algunos pocos, reclame contra este robo, fascista, legalmente autorizado.
No sucede sólo en la educación esta expropiación, ha sucedido favoreciendo a la banca privada, empresas privadas, e incluso empresas o bienes del Estado han sido regalados al privado o vendidos a precios irrisoriamente bajos.
La República democrática chilena es decir todo el pueblo de Chile que por casi 200 años trabajó intensamente desarrollando la Educación Pública, Salud Estatal, Empresas del Estado (Corfo y otras) vio con tristeza e impotencia cómo la Dictadura Militar entregaba en bandeja todos estos logros obtenidos con sangre, sudor y lágrimas de todos los chilenos a la oligarquía criolla.
Toda esta plataforma que constituía la base de la República (la cosa pública en latín) de Chile fue expropiada para entregársela a esa oligarquía o incluso a las transnacionales.
La Concertación y la Alianza no hicieron otra cosa que profundizar esta demolición del Estado de Chile incluidos los sitios y terrenos públicos para fortalecer a esa oligarquía que ni siquiera tuvo que trabajar para que se le entregara todos estos bienes.
Ya hemos demostrado que recuperar para el Estado la educación superior, financiando los salarios académicos y el funcionamiento basal de las universidades estatales con un programa exigente de Carrera Académica a nivel nacional, bastaría sin necesidad de reforma tributaria, para restaurar la educación universitaria gratuita (mejor dicho estatal) dejando un amplio campo para el privado que puede lucrar lo que quiera.
Con esfuerzos económicos algo más bajos puede lograrse la educación estatal técnico-profesional y la capacitación artesanal pos-enseñanza media.
Luego toda la educación llamada superior puede re-instalarse en Chile sin necesidad de reforma tributaria, pero requiere de la instalación de un Estado republicano en educación, con académicos y profesionales de la enseñanza del Estado, reconocidos como tales y pagados como tales y no por el privado como es ahora.
La educación dejada al mercado se hace más y más cara, como sucede en Chile donde es una de las más onerosas del mundo, pero sacrifica su calidad que está muy lejos de ser una de las mejores del mundo y se va deteriorando cada vez más, porque no hay Carrera Académica de excelencia a nivel nacional exigible como requisito básico para la acreditación de las instituciones de Educación Superior y como base de toda la Educación.
Se necesita un Sistema de Educación del Estado independiente del ministerio de Educación que es Gobierno y por lo tanto mono-ideológico en lo político contingente.
El traslado de la educación municipal al ministerio de Educación puede ser uno de los errores más grande que puede cometer este Gobierno, pues se trata de destruir una educación estatal (municipal) en aras de una educación gubernamental ideológicamente comprometida con autoridades designadas por el Gobierno de turno y por lo tanto inestables.
Los fanáticos del modelo capitalista neo-liberal insisten en cacarear no al “estatismo”, cosa que nunca hemos planteado; para que haya estatismo debe haber Estado y en Chile no lo hay.
El Gobierno, aparato mono-ideológico del Estado, se ha dedicado a destruir al Estado desde la UP.Lo que planteamos es simplemente recuperar el Estado republicano o la estatalidad en Chile, es decir la condición de una República en que sus políticas de desarrollo y su realización correspondan a cuerpos científico-técnico- sociales independientes de los gobiernos de turno, de las empresas y empresarios de turno, de los poderes del Estado y de las ideologías o religiones.
Es decir una separación real del Estado de las Iglesias, ideologías, partidos políticos, empresarios o poderes fácticos.
No planteamos otra cosa que una República Autónoma independiente. Los que plantean el “estatismo” no se dan cuenta o no quieren hacerlo que la alternativa es el “empresarismo”, es decir que el Estado pase a ser un fundo de la oligarquía, que instala una requete-privada oligarquía nepótica como es Chile en la mayor parte de su quehacer, oligarquía que tiene mucho más poder que los poderes del Estado.
El Estado republicano es el único que puede ofrecer las bases para una equidad real si es que tiene verdadero poder político y económico.
Si los miembros de los poderes del Estado, Gobierno, Parlamento, Poder Judicial tienen intereses en las empresas pasan a ser simples funcionarios de esas empresas puesto que el conflicto de interés es inevitable y la República es imposible en esas condiciones, a no ser que se haga una nueva Constitución donde tales intereses no puedan primar sobre los del Estado republicano.