Las pensiones de jubilación, invalidez y muerte son prácticamente el único recurso permanente con que cuenta un trabajador para continuar su vida en condiciones favorables que le permitan postergar sus años de tránsito en esta tierra y preferiblemente en mejores condiciones, todo ello producto de su trabajo por décadas.
Las denominadas AFP, a cuyas agencias deben obligatoriamente afiliarse l@s trabajadores, son empresas de ahorros que ofrecen intereses mínimos a sus clientes con la promesa de otorgarles una pensión conveniente después de 35 años sin garantizar el monto y la duración de ese beneficio adquirido legalmente, aunque aseguran que el Estado seguirá pagando después que se acabe lo ahorrado.
Es decir, son cuentas de ahorro individuales sin garantía de devolución de lo invertido, sometidas a los riesgos del mercado o sus beneficios, aunque mínimos, confiando sus dineros sistemáticamente depositados y sin poderlos utilizar durante ese período o hasta tener más de 65 años.
La Nueva Mayoría tendrá que ver como maneja ese negocio de miles de millones de pesos en ganancias para las familias privilegiadas que los administran y cuyas utilidades se reparten entre ellos. Los caminos serán tres dependiendo de la línea que triunfe en el gobierno de Michelle Bachelet.
Uno de los sectores más poderosos es aquel constituido por un grupo de políticos con mentalidad cercana a la UDI, aunque no se vinculan a ella pues perderían su poder en la alianza actual, pese a que sus principios son neoliberales en esencia , escondidos en un discurso público solidario y en la oscuridad denostado por revolucionario.
De ganar éstos, el programa pensional quedará de igual modo que ésta con algunos maquillajes superficiales para dar un tono de democracia al proyecto.En realidad seguirán las siete familias dueñas ganando y millones de chilenos perdiendo.
El segundo escenario corresponde a la visión centrista de dicha unión la cual se mueve “dialécticamente” en tensión entre una línea de derecha muy fuerte, solapada, y una izquierda que postula realmente convertirse en Nueva Mayoría.
En esta tendencia las pensiones no son un tema fundamental ya que interesa seguir al pie de la letra lo concerniente a la reforma tributaria, sin afectar intereses de las familias, educación pública gratuita, sin eliminar la matrícula cara de las universidades estatales ni invertir demasiado en un escenario de creación infraestructural, por lo en menos ocho universidades creadas en el país en cuatro años.
En conclusión, avanzar tentativamente de modo “equilibrado” para diluir reformas profundas. Es un maquillaje más sólido que es preferible a lo anterior.
La tercera vía es la considerada correcta por un amplio margen de personas afectas a una propuesta popular que trasciende a la concertación ampliada si no cambia su concepción neoliberal.
Desde aquí se plantea la necesidad de modificar la Constitución por una Asamblea Constituyente, edificar la educación pública en su verdadera dimensión de calidad y calidez, realizar una reforma tributaria que afecte a las transnacionales y empresarios chilenos privilegiados con este rubro, volcar las riquezas naturales-cobre, mar, por ejemplo-hacia Chile, consolidando un sistema estatal de pensiones que realmente satisfaga a los chilenos para su presente y futuro.
Lo único innegable en este campo es que nadie del sector público como clase política y las fuerzas armadas se han cambiado a las AFP, lo que envía un mensaje claro a la sociedad.
¿Cuál vía será la vencedora?
Lo cierto es que la denominada derecha se aliará rápidamente con aquellos que privilegien el modelo neoliberal en la Nueva Mayoría haciendo, aunque no lo digan públicamente, un bloque sólido.
Es posible creer que la tendencia media pueda triunfar pues será un colchón de disuasión entre las facciones con contradicciones graves.
La alternativa realmente democrática en su fundamento tendrá que ocupar la calle y movilizarse para insistir en sus propósitos lo que parece ser que se avecina en este año.
Lo fundamental es que Chile y los chilenos en la gran mayoría sean los que disfruten de los beneficios que el país puede y debe otorgarles a sus ciudadanos.
Esa es la línea correcta si se basa en una fuerte base de ética social.