Artists for democracy fue una manifestación de apoyo a la resistencia chilena realizada en el Royal College of Art de Londres en 1974 con la participación de artistas como John Dugger, Julio Cortázar, Roberto Matta, Liliane Lijn , Mike Leggett y Cecilia Vicuña, y que tuvo un momento culminante con la manifestación de solidaridad con Chile con más de 10 mil personas en Trafalgar Square.
Esta escena donde se unió arte y política, ha sido ignorada por la historiografía del arte chileno y borrada de nuestra memoria.
Tan cierto es esto, que a propósito de la exposición que se realiza en estos días en el Museo de la Memoria, el equipo de Vicuña ha descubierto que en los depósitos del museo de la Solidaridad hay cerca de 100 obras de esa exposición sin que nadie hubiera reparado en ellas hasta hoy.
En un Chile que se ha abierto para un nuevo ciclo político, en que las esperanzas de cambio recorren al país, en que nuevas generaciones asumen el protagonismo, tiene mucho sentido revisar el archivo de alguien que como Cecilia Vicuña se ubicó siempre en la vanguardia artística y reveló tempranamente un compromiso de vida con la democracia, la participación y los derechos humanos.
Exponer desde el archivo de un artista es una experiencia sugestiva para un Museo.
En el, los objetos y documentos están íntimamente ligados a una subjetividad. Es decir, en este caso el archivo tiene un uso exactamente inverso al habitual en un museo de la memoria, en donde, como dice Pierre Nora, el archivo permite transformar la memoria en historia apoyándonos “en lo más preciso de la huella, lo más natural del vestigio, lo más concreto de la grabación, lo más visible de la imagen”.
“El archivo existe si ustedes lo desean, esa es mi perspectiva” dice Cecilia Vicuña.Desde su ya mítica instalación de hojas otoñales en el Museo de Bellas Artes, hasta la convergencia con artistas como Gordon Matta-Clark, Juan Downey o Juan Pablo Langlois, pasando por Artists for Democracy en Londres, Vicuña ha sido una artista de una coherencia y sensibilidad abismante.
Su trabajo escapa a los géneros, es completamente multidimensional: cantos, performances, instalaciones, audiovisuales, libros, casi nada escapa a un lenguaje tan propio como singular.
No por casualidad ha expuesto en el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres, el Whitney American Museum of Art en Nueva York, en el MOMA, el Palais del Beaux Arts de Bruselas, el Museo Reina Sofía de Madrid, entre otras importantes plazas del arte contemporáneo.
El archivo de Cecilia Vicuña, por otra parte, apela a una reflexión sobre los materiales, el valor simbólico y lo efímero de los instrumentos. La idea de la exposición es indagar otras posibles maneras de exhibir un archivo de artista, a partir de una historia que late en nuestra memoria y sigue enunciando preguntas actuales.
¿Cuál es el papel del arte en los procesos democráticos?
¿Es necesario, y si lo fuera, dónde es posible hoy articular la práctica artística con la política contingente?
¿Cómo comprender la relación de arte, política y derechos humanos, en donde el arte manifiesta esa capacidad única de nombrar lo indecible?
La muestra incluye el “Quipu de Lamentos” una obra sónico-espacial creada especialmente para el Museo de la Memoria por Cecilia Vicuña, con la colaboración de José Pérez de Arce y Ariel Bustamante, reafirmando el valor del quipu genealógico, una constante en la obra de la artista, desde sus comienzos en la década del sesenta hasta hoy.
La exposición “Artists for Democracy, el archivo de Cecilia Vicuña” se constituye entonces en parte de la escena del nuevo ciclo democrático del país, en donde de la mano de los estudiantes, artistas y ciudadanos comprometidos con sus territorios y su medio ambiente, se lanzan en la búsqueda de una sociedad más humana y menos desigual.