En la primera parte de este artículo describí quizás demasiadas sombras y pocas luces del nuevo mundo en que vivimos. En esta segunda parte me propongo desarrollar las oportunidades y esperanzas que en él también existen.
A nivel personal, la cultura que va emergiendo contiene y otorga mayor libertad y más espacio para que las personas puedan efectivamente tenerla y ejercerla.
En muchos países han desaparecido, o al menos tienden a disminuir, las amenazas más severas a la libertad, en cuanto han retrocedido aquellos en que impera simple y directamente la coacción en la existencia y desarrollo de las personas y de la vida en sociedad.
Existe hoy menos miedo a que se nos aplique la fuerza bruta o coacción física, que es la peor forma de impedir que tengamos y podamos ejercer la libertad.
Así, estamos todos en mejores condiciones –no digo que en perfectas condiciones- para ejercer la libertad en todas sus dimensiones positivas: libertad de elegir, de informarnos, de opinar, de expresarnos, de trasladarnos, de elegir los caminos de nuestra existencia y desarrollo, de estudiar, de elegir un determinado trabajo, técnica o profesión, de participar en política, de creer o no, etcétera.
Existe entonces la oportunidad de utilizar la libertad para aquello que evaluemos como el bien de nosotros mismos y de quienes nos rodean, sean cercanos, prójimos o conciudadanos en general.
Ello no significa en modo alguno que puedan ignorarse las limitaciones que afectan a esa mayor libertad. Me refiero principal, aunque no exclusivamente, a las evidentes faltas de igualdad en materia de condiciones iniciales y de oportunidades de desarrollo, que afectan a muchas personas y que se expresan principalmente en la creciente brecha y tensiones entre los pobres y los ricos de este mundo.
Por otra parte, la presencia y rol de la mujer en esta nueva cultura que emerge me parece muy notable.
Estamos transitando de un mundo en que la mujer era simplemente maltratada, ignorada, minus valorada o discriminada, a uno en que ella está presente, se integra, puede participar en igualdad -o mejores condiciones de igualdad al menos- y en que tiende a extenderse el respeto a su dignidad y derechos.
Que queda mucho por avanzar en esta materia no permite ignorar o minus valorar el avance y las oportunidades que en este aspecto presenta el nuevo mundo y cultura a que me refiero.
La existencia de muchos medios de información y comunicación nos permiten buscar y encontrar variadas alternativas de información, configurar una opinión, expresarla y no depender de una información y opinión oficial, impuesta en razón de una cierta autoridad magisterial.
La oportunidad en este caso consiste en que también podemos comunicarnos personalizadamente, expresar nuestras opiniones con fundamentos cada vez más racionales y hacer que ellas sean más compartidas, o compartibles, y menos recurrentes y necesitadas del poder para imponerse o imponerlas.
Podemos entonces compartir con otros, convenir la descripción de los problemas y sus eventuales soluciones, consensuarlas o al menos convenirlas por parte de una mayoría de los miembros de la sociedad.
Las personas pueden también encontrar oportunidades de educación que antes no existían, no solamente en el campo de la educación básica y media sino también en todas las disciplinas técnicas y universitarias.
Así, sobre el fundamento de la educación especializada y a veces de alto nivel obtenida, las personas pueden encontrar un trabajo mejor remunerado y satisfactorio para sus vidas.
Como consecuencia ellas y sus familias pueden experimentar procesos de movilidad social y económica ascendente.
Asociado a lo anterior, puede argumentarse que las personas están en mejores condiciones para encontrar oportunidades de expresión y desarrollo de sus habilidades sin experimentar para que ello ocurra una tan alta dependencia de sus antecedentes sociales y económicos, sus apellidos, contactos familiares o políticos.
Así, existen oportunidades para que cada persona sea considerada según sus propios méritos, esfuerzos y logros y no solo o principalmente según los antecedentes referidos.
En esa nueva cultura emergente se distinguen también aspectos prometedores u oportunidades societales.
Me refiero en primerísimo lugar –desde mis preferencias- al reconocimiento, valoración y cierta medida de efectivo respeto de la dignidad y derechos de la persona humana. De toda persona, independientemente de su sexo, raza, estado civil, condición socio-económica, preferencias político-ideológicas, etcétera. Este aspecto me parece fundamental, decisivo, para evaluar las oportunidades y esperanzas del nuevo mundo que emerge
Asociado a lo anterior, considero que existe una preferencia casi universal por los regímenes políticos básicamente – aún e incluso no perfectamente- democráticos.
Esto me parece una muy notable oportunidad ya que considero que la democracia, no obstante todas sus imperfecciones, ha probado ser el mejor de los sistemas políticos para el respeto de la dignidad y derechos de la persona y porque ella admite siempre, por su esencia misma, la posibilidad del perfeccionamiento permanente de sus instituciones, mecanismos y procesos.
Existe hoy una mayor y mas extendida conciencia y aceptación que otras formas de organización política, sean dictaduras del proletariado, regímenes autoritarios, populismos, dictaduras militares, regimenes de partido único, nepotismos varios, etcétera, no son admisibles si se desea respetar y resguardar la libertad, dignidad y derechos de las personas.
En el ámbito económico, aún con limitaciones que no pueden desconocerse, los avances en un sentido de la organización de economías de mercado, de libre competencia y que operan en un entorno de globalización, han abierto espacios de libertad y oportunidades de mejor calidad de vida a muchos.
Así, una economía global, nos ha permitido ingresar al mundo del conocimiento científico y técnico, a los avances de la ingeniería de la comunicación y de la información, a los medios audiovisuales y, en general, a bienes de consumo sofisticado, inimaginables hace apenas quizás una década.
Asociado a lo anterior, el mundo del conocimiento hoy está abierto a todos y ha ocurrido y seguirá ocurriendo que exista una ampliación de las oportunidades de acceder y aportar a la investigación y hallazgos científicos en todos los campos del saber humano.
El conocimiento y develamiento de la realidad en todas las áreas ha dado y puede seguir dando oportunidades de progreso a la humanidad.
La inteligencia, el esfuerzo y la creatividad de las personas, cualquiera sea el lugar del planeta en que habitan, tienen en este nuevo mundo y cultura del conocimiento mejores oportunidades de expresarse y encontrar un espacio para su desarrollo.
Por otra parte, hoy se valora y trata de practicar la transparencia. Así, nada ni nadie está inmune a que sus ideas, actitudes y conductas reales sean escrutadas y expuestas en público.
No se trata solamente de algo asociado a los medios tradicionales de comunicación. Se trata que además existen redes de comunicación social instantáneas, extendidas y poderosas en su alcance, que la moderna y pos moderna tecnología de la información y comunicación han puesto al alcance de sus usuarios, que en realidad somos millones.
La transparencia a su vez lleva al escrutinio, el examen diario, intenso, de aquello que planteamos y aquello que hacemos en la realidad. Así, no bastará con predicar actitudes, valores, e ideales. La pregunta que surge de inmediato es qué estamos haciendo nosotros para transformar tales prédicas y valores en actitudes, conductas y acciones específicas, que se puedan observar empíricamente.
Existe y seguirá ampliándose entre segmentos significativos de la población y especialmente entre los jóvenes, una intensa atención y respeto e intención de proteger, conservar y sostener el medio ambiente.
No se trata de una conciencia particular, esto es, relativa solamente al propio entorno en que se vive, sino que ella refiere al medio ambiente del planeta Tierra.
La conciencia ecológica global de que un uso indebido e irresponsable de la tecnología en contra del planeta puede amenazar con su entera destrucción, constituye una oportunidad y una esperanza que en la nueva cultura emergente se enfrentarán con responsabilidad tales peligros y eventuales graves consecuencias.
Por último, considero que en el ámbito religioso existen oportunidades para una mejor relación entre las confesiones religiosas mundiales.
Desde luego, una indicación de que ello está ocurriendo se encuentra en el ecumenismo de la Iglesia Católica, y la estrecha relación entre ésta y las Iglesias Anglicana y Ortodoxa, un ecumenismo que puede abrirse e incorporar otras Iglesias cristianas y culminar, quizás, en la unidad de la cristiandad.
Ese ecumenismo puede incorporar también a otras religiones, en lo que se denomina el diálogo interreligioso, e incluso avanzar a un ecumenismo interreligioso.
En este ámbito puede destacarse también el acercamiento y mejor comprensión entre la Iglesia Católica y el Judaísmo. En todo ello existe una oportunidad extraordinaria, que no podía encontrarse hace algunas décadas atrás.