Por tercer año consecutivo me siento a escribir sobre la feria Pulsar, apenas regreso de la Estación Mapocho, con las ideas frescas y crudas. He ido a las cuatro versiones y aclaro que si me doy la molestia de decir algo es porque me parece un espacio valioso e importante.
Sin embargo, no me puede dejar de sorprender el giro internacional que ha dado el 2013. Fue sutil, lo admito, nada muy grave, vamos a traer a unos españoles, algunos productores, unos periodistas y un par de bandas, en definitiva, una buena alianza con el Centro Cultural de España, todo bien.
Pero pasamos así nomás, “piolamente” de una feria de música chilena a Feria Internacional de Música de Santiago. Es que nos encanta lo internacional. ¿No será demasiada la copia del molde Filsa? Pero eso es cutáneo, no importa. Lo que importa es a quién vamos a promocionar.
¿No tendrá la música foránea ya suficientes espacios en nuestro medio cultural como para le abramos otro más?Seamos claros, es imposible ceder este espacio si no es en desmedro de los artistas locales.¿Tiene sentido que por una parte la SCD luche por la ley del 20% de música chilena en las radios y que por otra organice una feria internacional?
Puedo prever todo tipo de respuestas, y seguramente hay argumentos para todo. El intercambio, la apertura, los mercados virtuales, todo muy atendible. Pero una cosa es invitar a algunos programadores y productores extranjeros, que eso sí que es necesario, y otra muy distinta es ceder escenarios en un espacio difícil de lograr, y que se ha construido bajo el paraguas del supuesto fenómeno de “boom” de la música chilena.
¿No estaremos entonces traicionando ese contexto? ¿Tiene sentido por ejemplo que Radio Uno siga cubriendo el evento?
Es verdad es que esto comenzó en la versión anterior, la verdad es que todo fue tan sutil que no me había dado cuenta.Yo sospecho que alguien en la Fundación Música Chilena (atención al nombre de la institución que ahora organiza una feria internacional) pensó que esto podría provocar ruido, así que se hizo de a poco, sin mucho ruido, como probando.
El sitio de Pulsar 2012 explica: En esta tercera versión Pulsar comenzó un proceso de internacionalización al convocar a destacados profesionales relacionados con la industria musical para actualizar, intercambiar y estrechar lazos, aportando la mirada del panorama en mercados internacionales y la ascendente proyección de la música chilena.
Además contamos con la participación de destacados programadores que realizaron una conferencia acerca de la internacionalización de nuestra industria. Por otra parte a través de un convenio entre la Fundación Música de Chile, La Feria de Guadalajara (FIM) estuvo presente.
No se deduce de la cita, pero si revisamos la programación ya hay varios músicos mexicanos y españoles actuando el año pasado. Por favor, mi problema no es ser nacionalista, y menos aún siendo esta mi patria adoptiva, esto no tiene nada que ver con eso. La contra pregunta inteligente y evidente es ¿pero qué es la música chilena?No pretendo seguir ese camino de discusión, pues criterios pueden haber miles. Está bien, es una feria de mercado, de industria musical.
¿Pero alguien siente sinceramente que la música que se produce en Chile está bien representada en este evento?
¿Dónde están los proyectos de hiphop, de reggeton, de rancheras, de nuestras músicas tradicionales, de músicas académicas o para cine y escena?¿No son parte del mercado ni de la SCD?
Creo que esta idea de la música chilena como fenómeno pujante, está cooptada por un grupo muy sesgado estéticamente hacia una idea de la música con cuenta corriente, asiduo a ticketek y apartamento en Bellas Artes o en Parque Bustamente, está bien, o en Plaza Brasil también.Gente muy pero muy sensible que dos o tres veces por año necesita respirar otros aires porque se ahoga en esta cerrazón cultural que padece Chile. Por eso tiene que ser internacional, porque nos aterra lo lejos que estamos del mundo.
Lo que me preocupa es la quinta, la sexta y la séptima versión.La naturalización del absurdo, entendiendo que las cosas son absurdas en su contexto y no en si mismas.Y en un contexto en que aboga por la música chilena, internacionalizar Pulsar me parece un absurdo.
Quizá lo del modelo Filsa no es tan superficial finalmente. Pero cuidado, que una cosa es la industria del libro, que no es la literatura, y otra es la industria de la música, que no es la del disco.No se puede aplicar el modelo así como así.
En mis columnas anteriores siempre me he centrado en la programación musical a la que logré asistir.Como mi tema fue otro en esta ocasión, no quiero dejar de mencionar mi gran sorpresa de esta versión.Nunca había escuchado a Cómo asesinar a Felipes, y me parecieron sencillamente extraordinarios.Una muy interesante fusión de jazz duro con un rap poderoso, aunque para mi gusto un poco pegado en el yo del discurso, pero bueno, se entiende que esa es una de las claves de la existencia del rap como resubjetivación personal y grupal, que no tendría sentido sin ello.
Sería algo así, por ejemplo, como una feria internacional de música producida por la organización que representa a los músicos chilenos.