Nunca más he vuelto a rever ese precioso filme de Sofía Loren cuya soberbia actuación le valdría el Oscar de la Academia en 1960.
Italia del 1943. La sinrazón de la guerra. Madre e hija obligadas a huir. El episodio terrible de la violación de mujeres por aliados (en este caso franceses) y la desnudez del dolor y la crueldad.
Don Francisco entrevistó a Michelle Bachelet,en su programa que muestra el lado humano de los candidatos presidenciales.
Recordé esta película. El animador preguntaba cuando fue detenida luego del golpe militar junto a su madre y llevadas a uno de los centros clandestinos de detención y tortura.
Preguntaba sobre como fue el reencuentro en el aeropuerto, luego que en todo ese período no se habían visto. Y cuando ambas por separado fueron llevadas para su deportación.
La cámara enfocaba una Michelle, que se puso seria y algo sombría con un rictus de tristeza y emoción. Enseguida Don Francisco pide que la cámara se dirija a su madre, que estaba en el público. Y le preguntó lo mismo. Angela Jeria solo dijo, que se habían fundido en un abrazo sin cruzar palabras. Y soltó unas lágrimas muy emocionada.
¡ Qué recuerdos amargos y dolorosos, que sólo ellas sabrán cruzaron sus mentes!Ambas se estrecharon como para reconfortarse y decirse miles de cosas sin palabras.
Al igual que la Loren cuando recoge a su hija y la ayuda a ponerse de pie para seguir el camino luego de haber sido violadas.
Dos mujeres. Dos almas, que salieron fortalecidas en su dignidad. Que no han tenido ni albergado odios en sus corazones. Que supieron ponerse de pie, seguir caminando, con la cabeza erguida y mirando adelante, pero sin olvidar. Perdonando, pero pidiendo verdad.
Lección de vida. Dos mujeres. Miles de mujeres.
Una lección de vida, que nos lleva a creer, que puede existir y volver a germinar la no violencia y el odio en nuestros corazones.