El pasado 24 de julio, el gobierno lanzó por primera vez una consulta ciudadana sobre discriminación. El propósito, elaborar una percepción sobre la discriminación en nuestro país.
En el video, lanzado para la campaña de dicha consulta ciudadana, se muestran personas discriminadas por su apariencia, edad, condición sexual, física, entre otros, lo que refleja la preocupación del gobierno a un año de la ya aprobada ley antidiscriminación o ley Zamudio.
Sin embargo, hace un mes ocurrió un nuevo caso de discriminación sexual, el que nos hizo volver atrás. Fue recordar el caso de Daniel Zamudio, quien pagó con su muerte o el reciente atentado en contra de la Catedral de Santiago, que sufrió importantes daños, luego de un acto de intolerancia de algunos manifestantes.
Aunque, el proyecto de ley ingresó al Congreso en marzo de 2005, su discusión se activó en el año 2011, luego que el propio Presidente Sebastián Piñera le diera suma urgencia, tras el episodio ocurrido con Daniel Zamudio.
¿Si no hubiese ocurrido este acto, el proyecto seguiría durmiendo en el Congreso?No deberíamos ser capaces de lamentar muertes para tener un derecho que es esencial para la coexistencia de la diversidad nacional.
Vemos que Chile está cambiando. La Ley N° 20.609, que establece medidas en contra de la discriminación, marcó un hito histórico en nuestro país. El gobierno y las autoridades reaccionaron a la falta de políticas públicas en contra de la discriminación. Escucharon las demandas de un movimiento social, que luchó por acabar con los abusos en contra de las personas, cualquiera sea su condición.
El Estado sigue entregado señales en su lucha contra la discriminación, sin importar de qué índole. En la primera consulta ciudadana sobre discriminación en Chile, la vocera de Gobierno, Cecilia Pérez, nos entrega un mensaje esclarecedor: “todos creemos, pensamos o actuamos diferentes”.
No podemos ignorar que aún falta mucho por avanzar hacia un clima pleno de no discriminación y de respeto a la diversidad como elemento vital para el desarrollo nacional. Necesitamos un siguiente paso, una ley fundamental que condene de la incitación al odio, que complemente y haga más efectiva la ley antidiscriminación.
Necesitamos abrir nuevamente el debate y entender el fondo del problema de la discriminación, puesto que solo de este modo se podrán implementar políticas públicas efectivas y de calidad, destinadas a educar, prevenir y avanzar en la construcción de una sociedad más tolerante y comprometida a trabajar en pos de la igualdad, el respecto y la no discriminación.