No solo el mártir de Carabineros, subteniente Daniel Silva, de la comisaría de Macul ha perdido la vida por servir a su país. Han sido varios los que han muerto en el cumplimiento de su deber, lo que honra a la institución que representan, un reconocimiento a todos ellos.
Sin embargo, el duelo de la institución y de la familia no puede ser utilizado de forma ramplona y descriteriada como han sido algunas declaraciones entregadas por algunos parlamentarios de Gobierno, específicamente del senador Alberto Espina, y lo que es peor, del mismísimo Presidente de la República intentando sacar provecho de una situación dolorosa para todo Chile, como es perder a un joven carabinero que ha dado la vida por defender las nuestras.
Hemos acompañado en su dolor a los carabineros que, día a día, están resguardando el orden público y entregando la seguridad ciudadana que necesitamos. Los riesgos del servicio público se hacen evidentes en estos casos, los esfuerzos humanos para prevenirlos son inmensos, inversión en todas las dimensiones para perseguir y castigar el delito y a los culpables de los mismos, pero no siempre es posible.
Estos hechos tan tristes y dolorosos no pueden abrir la puerta a la sinrazón de declaraciones, las que llevan a despertar sentimientos en contra de las autoridades elegidas democráticamente como el Presidente y algunos políticos de Gobierno por sus dichos irresponsables.
No habla bien de la política que queremos, cuando se pone en entredicho la vida de un carabinero para emplazar al adversario, al que piensa distinto, a los millones de personas en Chile y el mundo que pensamos que la falta de seguridad no se soluciona solo si se aumentan las penas.
Hay investigaciones, propuestas, diseños que se estudian y se aplican de acuerdo a la realidad del comportamiento del delito para perseguirlo de manera eficaz y eficiente.Nuestras policías hacen grandes inversiones y tareas en ello, a pesar de lo mal que se gobierne.
Cuando se emplaza y se desacredita a la oposición, es decir, a los que piensan distinto sobre las políticas de seguridad ciudadana a costa de un mártir, se confunde a la ciudadanía desde el Gobierno diciendo que el aumento de las penas evitaría este tipo de delitos.
Lamentablemente, los hechos dicen otra cosa y a pesar, que los sentimientos de vulnerabilidad frente a la muerte cambian con los sentimientos de venganza, no podemos dejarnos llevar por ellos cuando tenemos que responder con estrategias, tácticas y múltiples formas de intervención razonables en el desafío de la defensa de los derechos, de la seguridad y orden público.