Obsesionado por alcanzar records en todas las materias, para pasar a la historia como un gobierno de excelencia, Piñera ha inculcado en la administración del Estado el peor de los vicios, engañar a sus conciudadanos con resultados manipulados, no verdaderos, conseguidos con la manipulación grosera de las cifras y como resulta más fácil pillar a un mentiroso que a un ladrón, cada uno de sus éxitos aparentes ha sido desvirtuado al poco tiempo de darse a conocer.
El tiempo impide hacer un recuento exacto de todas las “buena noticias” que en este gobierno han resultado finalmente un fraude.
Recordemos la última CASEN en que la manipulación de los ingresos de las personas significó una supuesta baja de la pobreza cuya contrapartida fue el abandono de la CEPAL socio histórico en la elaboración de la encuesta. Hoy la CASEN no se puede hacer por falta de interesados y ¡cómo no!
Otra joya de la corona fue el mejor censo de la historia de Chile, cuya manipulación de cifras llevó al despido del Director del INE, todavía no sabemos cuantos chilenos somos.
Pero hay más, angustiado por el fracaso de los planes antidelincuencia cuyo trauma viene de la era Hinzpeter, la receta aplicada consiste en cambiar la gravedad de los delitos denunciados, así por ejemplo un robo en un lugar habitado pasa a describirse como robo en propiedad no habitada, obviamente de menor gravedad.¡Otra buena noticia!
Otra forma “emocionante” de esconder la verdad es el término de los vagabundos, ahora tenemos ciudadanos en condición de calle, y por supuesto ya no quedan campamentos ahora son “aldeas”.Casi dan ganas de optar a ser “aldeano” o vivir en situación de calle.
Como vemos el generalísimo de la candidata Matthei, ex ministro de desarrollo social se lleva varios premiados: el último, la implementación del programa de “Ingreso solidario” que no es más que el cambio de nombre del programa “Chile Solidario”.
En el área económica nos quieren convencer con la ayuda de alguna despistada institución financiera internacional -Banco Mundial- de que somos un país del primer mundo, la verdad es que no hay ningún país del primer mundo que tenga la pésima distribución del ingreso que tenemos en Chile.
Veamos, en Chile el 20 % se lleva el 43% del ingreso, por lo tanto al 80% de los chilenos solo se distribuyen el 57% de los ingresos. ¿Qué significa esto? Que el 80% de los chilenos está a la altura de los 10.000 dólares per cápita o menos, bastante inferior a los 18.000 del promedio general.
Cuando las máximas autoridades del país, se encuentran empeñadas diariamente en tergiversar la realidad para justificar su ineptitud, entonces ¿qué podemos esperar de los ciudadanos normales y corrientes?
¿Cómo enseñar la virtud si quienes aparecen como conductores, dirigentes y parte de la clase más educada, desprecian la verdad y prefieren pregonar éxitos aun cuando no tengan sustento ético?
En los nuevos tiempos del Papa Francisco no sería vano, recuperar nuestra fe en la humildad, el buen ejemplo y el sano cumplimiento de los deberes.