Con su histerismo tradicional ha reaccionado la derecha frente a las propuestas de Reforma Tributaria, especialmente tras los anuncios de la ex Presidenta Bachelet.
Han reaparecido las consignas que hemos escuchado los últimos 23 años: “que afecta la inversión y el empleo, que es anti PYME, que es una mala idea”, agregando, incluso, que se trata de “una medida improvisada como el Transantiago”.
La derecha no asume que la sociedad chilena –en su mayoría- no quiere seguir viviendo en una país marcado por las desigualdades y los abusos, quiere un Chile donde la educación de calidad no sea sólo para quién tiene capacidad de pago –como lo prueban todas las pruebas SIMCE- sino que la mayoría de la clase media y los grupos vulnerables tengan acceso a una educación de calidad y de excelencia.
Donde, por ejemplo, la salud pública atienda con especialistas y una moderna infraestructura al 81% de los chilenos y chilenas que concurren al sistema público de salud.
Esa mejor calidad de vida para la clase media y los sectores más vulnerables, requiere una reforma tributaria de verdad. No se construye un país mejor y más igualitario con una carga fiscal equivalente al 20,3% del PIB y con un sistema tributario donde las grandes empresas pagan pocos impuestos.
La derecha no quiere una Reforma Tributaria de Verdad -ni ayer, ni hoy ni mañana-porque se acostumbraron a vivir en un Chile de desigualdades y abusos y les parece justo que sólo una minoría acceda a una educación y salud de calidad.
En la oposición no existen diferencias acerca de la necesidad de construir una mayoría parlamentaria en el período 2014-2018 para que podamos legislar y tener una Reforma Tributaria en serio que recaude entre 2% a 3% del PIB: estamos todos en esta línea.
Lo anterior, elevando los impuestos a las grandes empresas, que cierre la puerta a diversas e injustas exenciones tributarias, que se modifiquen los instrumentos pro inversión y que permita financiar responsablemente a nuevas políticas sociales en educación y salud y que, además, mejore la capacitación laboral de los trabajadores y modernice los “cuellos de botella” en materia de infraestructura productiva y tecnológica.
Hoy somos más, y la mayoría demanda un esfuerzo político tendiente a promover reformas tributarias, sociales y políticas que nos permitan iniciar la construcción de un Chile más solidario, más igualitario y con menos abusos y, por ello, los invitamos a participar este 30 de junio y el 17 de noviembre para mostrar que, efectivamente, es una mayoría la que anhela vivir en un Chile distinto al actual.