Caminar por las calles de Temuco y Padre Las Casas, por estos días, es deambular por un pueblo fantasma, donde la gente se esconde en sus casas. Entre el humo, producto de la combustión a leña, apenas se perciben los rostros en las calles y los vehículos en la ruta.En los consultorios y hospitales, las urgencias colapsan, las autoridades responden ofreciendo mascarillas y la indignación aumenta con justa razón.
Desde el domingo pasado, los índices de calidad del aire particulado fino (PM-2.5, el más riesgoso para la salud de la población) llegaron a niveles de preemergencia y emergencia durante cuatro días. Temuco hace noticia con las imágenes de una ciudad cubierta por un aire irrespirable.
¿Es justo y ético lo que ocurre, entonces, en este lugar de la Araucanía? Comunas que, además de la contaminación deben enfrentar el frío y la pobreza urbana que asoma con mayor crudeza en esta época.
La Constitución establece en el Artículo 19, numeral 8 el deber del Estado de velar por la garantía de vivir en un ambiente libre de contaminación. Es cierto, hay leyes de por medio, que establecen plazos y procedimientos, pero también se requiere voluntad política para asumir este apremiante problema que hoy es de salud pública y donde, hora tras hora, aumentan los enfermos y el colapso de las urgencias médicas.
El daño que se está causando a los niños y adultos mayores es irreparable. Aquí, francamente, hay disidencia y negligencia.
Lo que ocurre es que para enfrentar un problema gigantesco, se ha elaborado un Plan de Descontaminación insignificante, que busca generar la sensación que se están tomando medidas, cuando todos sabemos y, lo vemos en la práctica, que no se está produciendo ningún efecto .
Por eso, lo que corresponde es la renuncia de los secretarios regionales ministeriales de Medio Ambiente, Andrea Flies, y de Salud, Gloria Rodríguez, porque ambas no han adoptado las medidas para garantizar la salud de la población producto de la contaminación.
La verdad es que, en cualquier gobierno, los funcionarios a cargo del plan de descontaminación ya habrían sido destituidos por mucho menos.
Desde hace ya tiempo que he impulsado varias medidas al respecto, pero aún hay evasivas al respecto. Entre las propuestas, figuran, y con especial importancia, la diversificación de nuestra energía, incorporando a los sectores de mayores ingresos al consumo de gas natural líquido, que es adquirido en Asia por ENAP y que se encuentra en distribuidoras de Chillán, a sólo 200 Kilómetros de Temuco.
Se requiere, además, incentivar con subsidios la producción de leña seca; necesitamos 600 mil metros cúbicos de este producto para toda la región y de esa forma estimular un mercado competitivo que permita reducir el precio.
Realizar, además, un cambio masivo de estufas , con un aporte público y compartido con el usuario, impulsando un necesario proceso de capacitación de los usuarios de este combustible, incluyendo el uso de las estufas nuevas. Para todo lo anterior se requieren recursos y estos deben provenir de la Ley Araucanía , en una suma no inferior a los 50 millones de dólares anuales.
No se extrañe el país si la próxima protesta ciudadana es en Temuco; las organizaciones sociales han levantado la voz y las familias, en sus hogares, pierden la paciencia ante una pasividad de las autoridades inaceptable.
Los damnificados en este terremoto negro son miles y no hay seguro que valga ni compensación posible; sólo tomar el toro por las astas y combatir esa polución con inteligencia, rapidez , voluntad, recursos e involucrando a toda la comunidad.