Sudáfrica está en vela. Madiba, padre de la liberación del colonialismo blanco en el país, Nelson Mandela, ha regresado nuevamente a un hospital de Pretoria, aquejado de una grave reincidencia broncopulmonar. A sus 95 años el mundo teme un desenlace y, quizás al momento de publicarse este artículo ya tengamos noticias de la convalecencia o de la partida del líder y héroe en la lucha contra el apartheid.
El Presidente Jacob Zuma ha pedido a la nación sudafricana desplegar toda su espiritualidad a favor de Mandela que nació en Mvezo en 1918.
Era miembro de la Tribu Madiba, Pueblo Xhoza y desde muy temprano, siendo estudiante en el Colegio universitario Fort Hare, fue expulsado por su activismo a favor de una huelga estudiantil.
En 1941 se trasladó a Johannesburgo y se graduó como abogado y en 1948 se incorporó al Partido nacional sudafricano y asumió un liderazgo de gran importancia en la Campaña de desobediencia civil de 1952 logrando que el Congreso del Pueblo, en 1955 suscribiera la “Carta de la Libertad” en la lucha contra el apartheid.
Mandela es un luchador por la libertad de su patria. Fundó un equipo de abogados que defienden a los reprimidos y en 1956 es arrestado y sentenciado a prisión hasta 1961.
En 1964 es nuevamente arrestado y se le relega a la isla de Robben en donde fue obligado a permanecer en condiciones muy difíciles durante 17 años. Otros 10 años se distribuirían entre otras prisiones sumando, finalmente, 27 años de condena.
El apartheid es una ignominiosa práctica de segregación racial que fue instaurada durante varios siglos por colonos blancos de origen holandés (afrikáner) en contra de la población negra.
En 1814 esta política adquirió rangos normativos pero es hasta 1948 cuando Gran Bretaña otorgó rango legal, constitucional y político a la segregación causando con ello fuertes resistencias internas, intensa y cruelmente reprimidas.
Hacia 1953 la población blanca, que ejercía control total sobre Sudáfrica llegaba sólo al 21%. El 68% restante,negros y un 11% de origen mulato.Sin embargo, ese 21% de blancos controlaba a todo el país imponiendo severas medidas separacionistas.
Es contra este contexto de violencia e injusticia, fundado en una política de racismo, que Mandela se levanta, junto a diversos actores para luchar por la liberación de su pueblo. El Gobierno blanco respondió con violencia, represión, tortura y prisión prolongada y no lo asesinaron sólo porque la comunidad internacional mantuvo una activa y permanente vigilancia para impedir un “accidente” del líder.
Mandela salió finalmente de prisión en 1990. En 1993 recibió el Premio Nobel de la Paz como reconocimiento a su lucha y en 1994 fue elegido por una abrumadora mayoría como el primer Presidente negro de Sudáfrica y el país comenzó una profunda transición a la democracia.
Hoy, los sudafricanos oran en todas las Iglesias de su país, hacen vigilia en distintos lugares. Su Madiba, su padre de la patria, está gravemente enfermo y se aproxima al inicio de un nuevo viaje.
El mundo está pendiente del desenlace y su luz se une a la de otros hombres como “Alma Grande”, Mahatma Gandhi en la India o Martin Luther King en Estados Unidos.
Son líderes que dejan una huella profunda, imborrable en la historia de la humanidad.
Son ejemplo de convicción y consistencia ética y política. Son personajes que pueden parecer extraños para la sociedad política de hoy.
Mandela está inscrito en el corazón de millones de seres humanos. Gente del pueblo sudafricano, en iglesias de Petroria, dicen que Mandela era un ángel enviado por Dios.
“Ahora, nosotros se lo devolvemos”…