Por estos días, comenzamos a ver cómo surgen en la discusión pública, las diversas propuestas y programas de los candidatos presidenciales y sus equipos, que encabezarán el Gobierno que nos regirá entre 2014-2018.
En este contexto, resulta interesante analizar qué importancia se le está dando –o se le dará- a la cultura en estas propuestas, sobre todo considerando que hace unas semanas, el Observatorio de Políticas Culturales anunció que el 80% de los proyectos relacionados con cultura no tienen movimiento alguno en el Parlamento.
En estos días sólo se ha dado curso a la discusión preliminar en torno a un posible Ministerio de Cultura y la aprobación de la modificación de la ley de donaciones culturales, pero iniciativas relevantes y de fondo para el fomento de la música, por ejemplo, siguen dormidas.
¿Por qué deberían estas propuestas, considerar a la cultura y su música como parte vital del desarrollo de un país?
A nivel mundial, las llamadas industrias creativas o culturales, aportan el 7% del PIB y alrededor del 11% del empleo,según cifras del Banco Mundial.
En Chile, en tanto, el aporte de la cultura al PIB es de un 1,6%, mayor al del sector pesquero, lo que da cuenta de un actividad importante que si se le abre espacio y oportunidad de desarrollo puede contribuir aún mucho más a nuestro país.
La música, en esta industria, juega un rol importante. Año a año vemos como nuestra producción musical aumenta, sumando más creadores, actualmente sólo en SCD hay más de 8 mil músicos registrados y más obras.
El promedio de discos editados anualmente en el país es de 400 y en nuestra organización se han registrado a la fecha cerca de 100 mil canciones chilenas de todos los géneros y estilos. A esto podrían añadirse otros indicadores, como el incremento del público que asiste a conciertos en vivo, que sólo en 2012 fue de 19 millones de personas.
Estos son diferentes aportes que se suman a la relevancia que tiene la música para una nación, como el manifestar y afianzar su identidad cultural, y como elemento primordial en el desarrollo de una Industria Creativa.
En este sentido, un diseño de desarrollo cultural adecuado no puede dejar de lado el aporte de los autores y artistas, en todos los ámbitos de la creación.
Es inminente e ineludible evaluar y estudiar las formas de mejorar la protección de los derechos de los artistas chilenos en el ámbito de las redes digitales, buscando formas de implementar plenamente los tratados internacionales suscritos por nuestro país.
Junto a lo anterior es preciso promocionar el respeto al derecho de autor desde la enseñanza escolar, espacio en el que también se hace imperioso potenciar y reforzar el cultivo de las artes musicales así como de todas las expresiones artísticas, como parte vital del desarrollo creativo de los niños.
Resulta fundamental partir de la base que la música y las artes, en todas sus expresiones, no puede estar ausente en la formación educacional de los niños chilenos desde la más tierna infancia, tanto como expresión de sus raíces como de fuente de conductas tales como la perseverancia, el trabajo en equipo, el desarrollo de la memoria, el respeto a los demás, la actitud creativa y otras.
Este debe ser el comienzo de un verdadero desarrollo creativo y cultural –válido también para todas las expresiones artísticas– el que debe potenciarse además con otras premisas que debieran ser consideradas a la hora de planificar.
Incorporar temas como estos en la discusión y definición de los planes de posibles gobiernos, podría contribuir sin duda a cultivar el crecimiento y protección de nuestra industria cultural, y potenciarla como un indicador de desarrollo y crecimiento como país.