Acabamos de conocer las cifras del Censo Nacional que permitió cuantificar los cambios sociales experimentados por nuestro país. La tasa de natalidad baja fuertemente, aumentan los hogares mono parentales y la mujer se incorpora con fuerza al mundo laboral remunerado.
El Presidente Piñera fue enfático:“Uno de los principales desafíos como sociedad es revalorizar la maternidad, la natalidad, y el cuidado de los hijos. Los países que presentan decrecimiento en su población deben hacer cambios profundos en sus políticas públicas”. Esa fue una de las razones por la cual impulsó con fuerza el pos natal y decidió modernizar la legislación de familia fuertemente influenciada por roles estereotipados que dificultan la necesaria corresponsabilidad en el cuidado de nuestros hijos.
Por esto, en marzo 2011 el Gobierno impulsó un proyecto de ley, basado en dos mociones parlamentarias políticamente transversales, presentadas una, el 2008 y otra el 2010, refundiendo ambas y enriqueciéndolas mediante el trabajo con parlamentarios y sociedad civil, para asegurar que en Chile exista el Cuidado Compartido de los hijos, se garantice que en caso de separación el niño cuente siempre con la presencia directa y regular de ambos padres y se impulse la corresponsabilidad parental.
No puede ser que en pleno siglo XXI la ley no permita a una madre abrir una cuenta de ahorro a sus hijos sólo por ser mujer, y que no le entregue a un padre la posibilidad de tener el cuidado de sus hijos, únicamente por ser hombre.
El proyecto de ley que se votará tiene cuatro pilares.
Acaba con la preferencia exclusiva de la madre a la tuición de los hijos sólo por el hecho de ser mujer y con la patria potestad exclusiva del padre, sólo por ser hombre.
Crea el cuidado compartido de los hijos en caso de separación, estableciendo el acuerdo consensuado de los padres como la norma de preferencia. De no haberlo, el juez decide, en un plazo de 60 días, quien tendrá el cuidado y fijará una residencia estable al menor y un régimen de visitas que garantice la presencia regular y permanente de ambos padres.
Este proyecto acaba también con la patria potestad exclusiva del padre, creando la patria potestad compartida de los hijos, adecuando así la legislación las nuevas realidades de la familia chilena.
Este no es un proyecto para padres ni madres, es para los hijos e hijas.Impulsa la corresponsabilidad, moderniza la legislación, promueve el acuerdo entre los padres, vela por la estabilidad de los menores en caso de separación y asegura que los niños y niñas puedan contar siempre con la presencia de ambos padres en su vida.
Gracias al aporte de parlamentarios y sociedad civil (ONG Filius Pater, Papás por Siempre, Papá Presente, Amor por los Hijos, Amor de Papá, jueces, académicos, etc.) estamos ad portas de sacar adelante un gran proyecto,que si bien su artículo 225 debe ser corregido en Comisión Mixta por algunas inconsistencias técnicas en su redacción, modernizará nuestra legislación de familia para que en Chile tengamos una sociedad más justa, padre y madres más involucrados en la crianza,y niños y niñas que puedan contar con la presencia regular y permanente de ambos padres en sus vidas.