El 17 de marzo la Democracia Cristiana deberá elegir la orientación de su conducción política y el equipo humano que la dirigirá por los próximos dos años.
Existe bastante consenso, entre la mayoría de los chilenos, en la necesidad de introducir cambios profundos y estructurales en la institucionalidad y funcionamiento de la vida política y económica.
La experiencia de estos años y la realidad del país nos han demostrado la necesidad de reorientar los objetivos originalmente propuestos por los gobiernos de la concertación y que no se realizaron por responsabilidades propias y/o impedimento por parte de la derecha.La disyuntiva está en la orientación, profundidad y objetivos de esos cambios.
Esta situación obliga a la DC a tener la capacidad de influir sustancialmente en la orientación y construcción de la propuesta de gobierno que realice la concertación en conjunto con otros sectores políticos y sociales de la sociedad. El PDC debe asegurar la presencia del pensamiento social-cristiano y su compromiso con sus valores permanentes como así mismo la capacidad de compatibilizar su preocupación por los sectores más desprotegidos, junto con la decidida acción de fomentar y promover el desarrollo y protección de los sectores medios del país.
Para conseguir este objetivo que asegure la gobernabilidad del país a través de una gran coalición de centro e izquierda los militantes de la DC debemos considerar el cumplimiento de determinados elementos en las propuestas formuladas por quienes aspiran a dirigir nuestra organización.
1. La capacidad de constituir un verdadero equipo de trabajo amplio y transversal que represente en forma efectiva la pluralidad de la vida interna de nuestro partido.Es fundamental que la nueva conducción asegure esa condición de amplitud e integración desde los inicios de su postulación.
2. Tener la clara decisión política de avanzar en la elaboración de propuestas concretas que materialicen los cambios que se necesitan para construir una sociedad más participativa, con una democracia política y económica que refleje la capacidad de asegurar la igualdad de oportunidades y de participación y representación de todos los chilenos.
En esto se requiere de un equipo que tenga la personalidad suficiente para hacer valer las ideas de la DC sin complejos y con la clara decisión de poner en común nuestras propuestas para alcanzar acuerdos que nos permitan construir un proyecto único de desarrollo para el país.
Se debe tener la capacidad suficiente para compatibilizar las necesidades de la gente con las realidades objetivas y asumir el rol ineludible de conducir las acciones que permitan avanzar en los propósitos planteados. El rol de conductores políticos que asumen con responsabilidad de futuro cada una de sus decisiones debe ser nuestro aporte permanente a la coalición de la cual formamos parte.
Este enfoque requiere también de un equipo que de seguridad en esa línea y no correr el riesgo de improvisar en un momento tan decisivo para Chile y la DC.
3. Las dimensión de esta tarea y sus desafíos nos obligan a pensar en nuestro instrumento partidario y la necesidad de introducir cambios que nos permitan modernizar su estructura. Crear un partido más participativo, con una estructura descentralizada y comprometida con la construcción de proyectos regionales y decisiones radicadas en la región en todos los aspectos que comprometan su accionar.
Un partido que lleva a su vida interna el proyecto de país que busca construir. Un partido que siga recuperando su confianza y su capacidad de interpretar a su electorado natural, un partido que se reencuentre con las motivaciones centrales de su existencia y que lo obligan a ser testimonio permanente de su compromiso con las aspiraciones de los chilenos, mas allá de lo que parezca conveniente a opinión de otros.
Un partido que se vuelca a trabajar por completo en recuperar la confianza de los chilenos y que por lo tanto le exige a cada dirigente y militante la mayor dedicación a las tareas que se le ha confiado. Esto requiere de un equipo que se pueda concentrar por completo en la tarea de conducir el partido sin distraerse en otras labores.
Un partido que haga descansar sus fortalezas en la convicción de sus ideas, en la adhesión que logra representar, en la voluntad de diálogo con todos los sectores, en la capacidad de construir propuestas concretas que representen el sentir de la gente, un partido que tenga la dignidad de lograr lo que buscamos gracias a esas fortalezas y no como producto de conversaciones amistosas que se alejan de una seria relación política.
Un partido con una conducción en que sus miembros sean la consecuencia de lo que representan como dirigentes políticos mandatados soberanamente por sus militantes como elemento suficiente para representar como corresponde a una organización política.
4. Un partido con una amplia vocación de acuerdo. Que busque en forma incansable la unidad de la oposición, con los resguardos que aseguren una coalición coherente, unida en lo fundamental de la dignidad de la persona humana y comprometida con las acciones y labores políticas que el pueblo de Chile les asigne.
Un partido que sepa actuar con generosidad pero también con claridad en la defensa de sus ideas.
Debemos asegurar que la DC siga cumpliendo su labor de articulador de grandes acuerdos que permitan mayor participación y mejorar la calidad de vida de los chilenos. En esta tarea estamos llamados a actuar sin complejos y buscar en forma decidida los entendimientos que permitan consolidar un país diferente.
5. Un partido que se preocupe de la solidez valórica de sus propuestas y accionar de sus representantes. Somos una organización que tomó los valores y principios del cristianismo para avanzar en la construcción de una sociedad más humana.Esos elementos deben estar siempre presentes en nuestras decisiones y tener la voluntad de promoverlos y defenderlos en forma democrática entre nuestros aliados y en la sociedad chilena.
No somos una montonera que se mueve por lo que convenga o lo que la marea de turno establece. La DC es un partido que está llamado a cumplir una misión y en la búsqueda de su propósito debe saber cumplir con personalidad el rol que le corresponde.
Los chilenos ya han comenzado a dar señales de lo que es posible si la DC retoma los caminos que le permitieron contar con la confianza de tanta gente.
Son esos los elementos que los demócratacristianos , debemos considerar para decidir quienes deben dirigir a nuestro partido.
Chile , en la última elección nos indicó que si hacemos bien las cosas , puede nuevamente depositar su confianza en nuestras ideas, y los hombres y mujeres que las representan.
La Democracia Cristiana debe asegurar y profundizar los cambios en nuestro accionar , que ya se han comenzado a realizar, para que ese Chile , que hemos construido con mucho esfuerzo , vuelva a vernos comprometidos y activos en sus barrios con cada uno de sus anhelos.
El camino ya lo conocemos , no es necesario improvisar. Solo se requería recuperar lo olvidado.