Aviones de guerra no pilotados vuelan hacia donde esté Michelle para dejar caer su carga destructora.
Ninguno de los pilotos posibles, Golborne o Allamand, osaron treparse al avión. Los que lanzan los bombazos, más o menos a distancia, son la ministra, los jefes de partido, El Mercurio, algunas veces La Tercera, un señor abogado de las víctimas del tsunami y hasta el señor Presidente de la República, es decir los que no tienen nada que perder sino sus leseras. Los que no son candidatos.
Que ella es responsable de muertes por no dar la alerta de tsunami cuando el informe del SHOA era tan claro y cuando los mandos de las FFAA estaban de pie y a sus órdenes, cuadrados y subordinados, con helicópteros incluidos, desde el mismo primer remezón.
Que ella no hizo lo que hace Piñera: no ir nunca a la ONEMI, ni cuando hay terremoto (él calcula que nunca los sismos van a superar los Grado 7) ni cuando se corta el agua por simples aluviones en el Maipo o el Aconcagua o la rotura de cañerías.
Sólo va a inaugurar edificios de la nueva institución.
Los drones seguirán.
Que ella inauguró un hospital con enfermos disfrazados de enfermos.
Que ella inauguró el Transantiago, para castigar a los habitantes de la Región Metropolitana.
Que ella aumentó la pobreza, no como Piñera que, como lo reconoció CEPAL, con la que mantiene excelentes relaciones, la disminuyó.
Que bajo su gobierno el país no creció económicamente. Estuvo estancado, a pesar de lo bueno e inteligente que era su ministro Velasco. Que hubo muchos cesantes.
Que su hijo mayor trabajó en la Cancillería, no como la hija y la sobrina de Piñera que trabajan en La Moneda, muy cerca también de su tío ministro del Interior, el primo del presidente.
Que entregó dinero raro para que un chileno, seguramente amigo suyo, ganara el Dakar.
Que… ¡bombazo!, con mucho ruido y algunas esquirlas.
Ante tanto ataque, drones y bombazos, ella calla. No está. Hablará el marzo. La mayoría del país sigue pensando que la inminente candidata sabe, tiene prestigio internacional, es limpia y buena, muy distinta a los de este gobierno y a los de gobiernos anteriores, incluido el suyo.
La esperanza es lo último que se pierde. Y, en temas de Estado, hay que corporizarla, personalizarla.
La candidata Michelle surge indemne de los bombazos, como lo hacía Ibáñez candidato en 1952 y como lo hacía Perón o lo hace Chávez. Las leyendas superan a los pobres mortales y son atractivas. Necesarias.
Lo que puede debilitar, en su momento, a Michelle, es el fuego amigo. Los drones transversales.
Cuando ya esté por ser Presidenta, por ejemplo en poco tiempo más. Cuando, como se espera, sea Presidenta.
Ese fuego sí.
Ese que surgirá de la excesiva diversidad de su entorno, muchas veces contradictorio en materias fundamentales.
Ese que surgirá inevitablemente cuando se reemplace los genéricos programas, por las reales políticas de gobierno.
¿Sólo el filo del Estado o el filo de las masas y el filo del Estado? ¿AFP estatal o no?¿Libertad de los imponentes para elegir entre AFP e INP, como en todos los países donde existen las AFP?¿Isapres, con ganancias pero al servicio de los asegurados?
¿El cobre sólo con más impuestos o el cobre chilenizado o nacionalizado porque Chile quiere duplicarse el sueldo?
¿Sigue el lucro en las universidades como parte de sus partidarios cree que debe ser?
¿El agua de vuelta a Chile, o sea al Estado de Chile?
¿El litio, chileno o negocio del yerno de Pinochet u otro yerno?
¿Los peajes de las carreteras a precios internacionales, o sea mucho más bajos que los que hoy nos esquilman?
¿Los trabajadores con derechos reales para realmente negociar?
¿Las fuerzas armadas subordinadas al electo poder político o negociadoras con éste después de 24 años de democracia?
¿Las riquezas del país en manos de 5 multimillonarios en dólares o un país más equitativo, con impuestos de verdad y controles estatales serios? ¿Ministros y parlamentarios sin conflictos de intereses o con?
¿Elecciones verdaderamente democráticas donde gane el que gana y las fuerzas con representación suficiente verdaderamente representadas, como en Francia, España, Argentina, Brasil, Perú, etc. como en Chile antes de la dictadura, en ese Chile democrático que nos orgulleció?
¿Reformas para que surja una nueva Constitución? ¿Poner condiciones para no seguir gobernando con los quórum actuales que obligan a administrar lo existente o asumir para administrar?
Ante esas preguntas históricas y decisivas, Michelle no puede guardar silencio.Debe hablar, exponer, convencer, a su entorno y a la gente que tanto la ha esperado. No “promediar” entre sus cercanos. Gobernar como los grandes.
De otra manera, esos drones sí tendrán efecto.