Uno de los beneficios en salud que otorga el Estado francés, a través de su Securité Social, es la atención dental para las personas cuyo trabajo implique atender público; es decir, recepcionistas, garzones, secretarias, vendedores, entre otros. Para la cultura francesa una sonrisa limpia y sana es una competencia laboral fundamental para que estos oficios puedan desarrollarse adecuadamente.
El poder que una sonrisa ejerce sobre la calidad de vida es enorme y va más allá de lo laboral, alcanzando aspectos familiares, emocionales y sociales de hombres y mujeres de toda edad y condición.
¿Qué pasa entonces con la salud bucal de los chilenos? Según estudios realizados, ésta ha experimentado una mejoría, sin embargo, aún existe una alta prevalencia de patologías orales que impactan en forma negativa el bienestar físico y mental de quienes las padecen.
Así lo demuestra la última Encuesta Nacional de Calidad de Vida realizada en 2006, donde un 37% de los mayores de 15 años, dijeron sentir que su salud bucal afectaba su calidad de vida siempre o casi siempre.
¿Qué significa perder nuestras piezas dentarias? En primer lugar, hace que un hábito tan cotidiano y habitual como sonreír se convierta en un impedimento para relacionarse con quienes nos rodean.
Asimismo, una persona desdentada sufre de discapacidad en su sistema masticatorio, lo que tiene secuelas estéticas y funcionales adversas que ella percibe de diferentes maneras, generando sentimientos que van desde la simple molestia hasta otros más intensos como la sensación de inferioridad o invalidez.
La pérdida de los dientes constituye un obstáculo severo para vivir en armonía. Los dientes no sólo son para procesar alimentos, tienen además un rol importante en la fonación, en el soporte de la musculatura facial y tejidos, junto con cumplir un papel fundamental como centro psico-sexual.
La falta de una sonrisa termina dificultando el contacto con los demás y genera aislamiento y fobia social.
Este hecho lo he comprobado directamente, al participar en programas que constatan cómo las personas con graves problemas dentarios ( casi todos desdentados parciales y/o totales, con policaries y enfermedad periodontal severa), sufrían en todo ámbito: psico-sexual, en sus relaciones interpersonales, en la búsqueda de empleo, entre otros aspectos. Pero mejoraban rápidamente, una vez que se sometían a tratamientos y rehabilitación integral.
Fue sorprendente, escuchar frases de gratitud que aún recuerdo: “Doctora, me devolvió la vida”. “Por fin me dieron trabajo”.“He vuelto a sonreír” y así un sinfín de frases que me hacen sentir que como profesionales de la salud, podemos aportar a mejorar la vida de las personas.
Las patologías orales de mayor prevalencia en nuestro país son: caries dentales, enfermedades gingivales y periodontales y anomalías dento- maxilares.
Según un estudio del ministerio de Salud de 2006, sólo el 27,6% de los chilenos tiene su dentadura completa, panorama que ha llevado al Estado de Chile a orientar sus políticas de salud bucal a grupos de alto riesgo y vulnerables a través de estrategias promocionales y preventivas. Además de priorizar a la población menor de 20 años para proporcionarle un acceso progresivo a la atención dental.
Quiero hacer un llamado a todos los que lean esta columna, para que se atrevan a mejorar su salud bucal y la de sus familiares, consultando con su odontólogo. Nunca es tarde para aprender a cuidar los dientes y en consecuencia mejorar integralmente la calidad de vida, acercándonos, un poquito más a tener una vida plena y feliz.