Conozco a muchas personas que se sienten culpables si deben decirle que “no” a alguien.También evitan hablar de cualquier tema que pueda causar un conflicto o un simple debate. Y por más que se sientan heridos, enojados o frustrados no se atreven a expresar sus sentimientos.
Se podría decir que yo estaba en ese grupo de personas hace un par de años. Inseguridades, malas experiencias, rencores, orgullo y heridas no sanadas, entre otras cosas, nos puede llevar a ser muy pasivos ante la vida o irnos al otro extremo y volvernos agresivos. Ninguno de los dos polos es bueno.
Para poder ser adultos más operativos y saludables deberíamos ser asertivos. Sí, la asertividad existe y no es un producto que puedas comprar en la farmacia.
Según Alberti y Emmons la asertividad se puede definir como: “la conducta que permite a una persona actuar con base a sus intereses más importantes, defenderse sin ansiedad, expresar cómodamente sentimientos honestos o ejercer los derechos personales, sin negar los derechos de los otros.” Es decir, al ser asertivos todos ganamos.
La base necesaria para que cualquier persona pueda llegar a ser asertiva es conocer sus derechos asertivos. Olga Castanyer, en su libro “La Asertividad: Expresión de una Sana Autoestima”, menciona 17 derechos. Hay tres que me parecen muy sencillos pero fundamentales.
1. El derecho a cambiar de opinión.
2. El derecho a decir que “no” sin sentir culpa.
3. El derecho a ser mi propio juez.
No tenemos que justificarnos si cambiamos de opinión y menos andar a la defensiva.Se puede decir que “no” sin necesidad de pelear, discutir o inventar excusas baratas. Es hora de dejar de preocuparnos tanto por lo que piensan los demás sobre nosotros.
Ellos no son nuestros jueces, no conocen cada detalle de nuestra vida y no tienen todos los elementos para tomar decisiones por ti o por mí. Por lo tanto, cada individuo debe ser juez de su propia vida. No tu vecino, tu jefe o tu mamá.
Quizás todo esto te suene como un libro de auto-ayuda barato y para ser asertivo te puedo decir que es probable que así sea.
Sin embargo, puedes cambiar de opinión. La asertividad se entrena y se trabaja con cada conducta que decidamos tener o expresar.
En mi caso, al ser consciente de mis derechos asertivos pude empezar a ver en qué áreas necesitaba aplicarlos. Si bien sería ideal ser asertivos siempre, esto no es realista. Habrá situaciones en las que no podremos serlo y terminaremos siendo pasivos, agresivos o pasivo-agresivos.
No dejes que esto te desanime. Nunca es tarde para ir modificando nuestra conducta. Se requiere de esfuerzo, paciencia y flexibilidad.
La asertividad se puede aplicar a todos los ambitos de nuestra vida. Por ejemplo, votar por el candidato político que consideres más apropiado, sin importar si es el que tu familia o amigos apoyan. Recuerda, tomar tus propias decisiones sin tener que justificarlas es sin duda ser asertivo.Siempre y cuando no pases a llevar los derechos de los demás.