El resonante triunfo obtenido por las fuerzas opositoras en la elección municipal ha sido el primer pronunciamiento ciudadano desde la segunda vuelta presidencial en enero de 2010, y ha demostrado que la mayoría que Piñera obtuvo aquella vez ya no existe.
Aunque la coalición oficialista cuenta con una adhesión superior al respaldo a la gestión del mandatario, ha sido superada nacionalmente tanto en votación como en cargos por la Concertación y sus aliados.
Se suele decir que las elecciones no se ganan ni se pierden, sino que se explican.Pues bien, esta es muy difícil de explicar para el gobierno y los partidos de la Alianza.
Ningún ejercicio retórico disminuye el hecho rotundo de que se ha producido un cambio de tendencia: el país ha vuelto al curso de centroizquierda que había dejado en 2010.Cuando falta un año para elegir Presidente de la República y parlamentarios, ello tiene un impacto evidente para todos.
En la hora de la victoria, hay que cuidarse de la sensación embriagadora que ella produce. Se necesita templanza republicana y no perder de vista que las mareas electorales van y vienen. No hay derrotas definitivas ni tampoco triunfos definitivos. Esa es la virtud de la democracia.
Todo indica que se acelerará el proceso de la elección presidencial de noviembre de 2013. La realización de primarias legales el 30 de junio condicionará decisivamente la agenda de La Moneda, los partidos y los precandidatos. De partida, es insostenible la permanencia de Allamand y Golborne en el gabinete, y si Piñera quiere terminar su mandato dignamente, tendrá que cortar por lo sano antes de fin de año.
Se aproxima una competencia muy dura en la coalición gobernante, respecto de la cual no se puede anticipar el resultado. Veremos la confrontación entre un político avezado como Allamand, con varias batallas en el cuerpo, y un recién llegado como Golborne, de sonrisa fácil, pero que constituye un verdadero misterio en cuanto a estatura política.
¿Habrá primaria opositora pese a que Michelle Bachelet aparece como la candidata natural de la centroizquierda? Tiene que haber primaria.Ese es el compromiso ante los ciudadanos. Al respecto, hay que evitar cualquier señal que pueda ser interpretada como intención de saltarse la primaria. Lo que corresponde es asegurar que esa competencia se realice en un clima constructivo y que convoque la participación de mucha gente.
Es de esperar que llegue la hora de la sensatez en la centroizquierda, o sea, el fin de un largo período de reyertas en las que han prevalecido los cálculos partidistas y personalistas. Entre paréntesis, habría que decir que, a la luz del nuevo mapa de las alcaldías, los anuncios funerarios sobre la Concertación eran, por lo menos, un tanto exagerados.
Para convertirse en una alternativa confiable de gobierno, las fuerzas de centroizquierda necesitan demostrar que pueden garantizar la gobernabilidad y el progreso al mismo tiempo, sin aventuras demagógicas, sin prometer lo que no pueden cumplir. Chile está en buen pie para plantearse nuevas metas que permitan afianzar el régimen democrático, consolidar los logros económicos y profundizar la inclusión social.
Es sombrío el panorama de Marco Enríquez-Ominami. Hasta hoy, había girado fondos a cuenta del capital electoral que reunió en diciembre de 2009. Es visible que esos fondos se achicaron drásticamente y que su nueva candidatura presidencial tiene menguadas perspectivas.
El voto voluntario está en entredicho. Con todo, es improbable que pueda revisarse a corto plazo, lo que exigiría un consenso parlamentario muy difícil de conseguir.Lo realista es que los partidos y el Servel lleven adelante una campaña para motivar la participación de los electores cuando se acerquen los comicios de 2013.
El llamado a no votar de algunos dirigentes estudiantiles fue una legítima forma de expresión en una sociedad que, afortunadamente, garantiza las libertades públicas.
De todas maneras, es deseable que esos dirigentes estudiantiles aprecien el valor del sufragio universal que tanto costó recuperar después de largos años de dictadura.
Paradójicamente, su protesta se dirigió contra una elección impecablemente democrática, puesto que el alcalde es elegido directamente por los ciudadanos (gana el candidato que obtiene un voto más que sus competidores), en tanto que los concejales son elegidos mediante un sistema proporcional, que permite la representación de la mayoría y la minoría.
La incongruencia es el sistema binominal que rige en las elecciones parlamentarias, y que urge cambiar. Todavía hay tiempo para materializar una reforma que permita elegir senadores y diputados con un sistema proporcional en 2013.
Ello perfeccionaría los procedimientos democráticos, favorecería la competencia electoral y alentaría la participación de los ciudadanos.Además, traería aire fresco a la política y reforzaría la autoridad del Congreso Nacional.