Una de las áreas en que el Gobierno ha mostrado más errores y falencias es la seguridad ciudadana. Fue una de las principales críticas de RN y la UDI como oposición a las administraciones anteriores y una de sus principales promesas electorales.
Durante años hablaron de “la puerta giratoria” para referirse a la facilidad con que los detenidos recuperaban la libertad y prometieron trancarla. También dijeron que con ellos en La Moneda a los delincuentes se les acabaría la fiesta.
La experiencia ha sido muy distinta. El Gobierno ha fracasado completamente en este ámbito. Los indicadores en los delitos de mayor connotación social son peores o iguales que antes. En las calles, la sensación de temor permanece igual. Más que trancar la puerta, le pusieron aceite, liberando a 6.000 presos extranjeros de las cárceles.
El Gobierno fracasa una y otra vez en los tribunales en delitos de alto impacto, como el Caso Bombas y para colmo, se descubren irregularidades mayúsculas en el propio ministerio del Interior, en un tema tan sensible y relevante como el combate al tráfico de drogas.
En esta materia, en sólo dos semanas, tuvimos dos escándalos de proporciones.
Primero, se conoció que durante el año 2010, en las investigaciones por narcotráfico, en el proceso que va desde que se detiene a los delincuentes y se incauta droga hasta que ésta es destruida o quemada, se perdieron 1.100 kilos de cocaína.
Leyó bien. Más de una tonelada de droga se extravió desde que ésta es decomisada por las policías hasta que se incinera en los servicios de salud. Y los ministros del Interior y de Salud no dieron explicación alguna.
Luego, se supo de un escándalo en el proceso de compra de equipamiento para combatir la internación ilegal de drogas en el norte del país. El ministerio del Interior autorizó pagar sobreprecios por más de 400%, asunto que está siendo investigado por el Ministerio Público, que le ha costado el cargo a tres funcionarios, entre ellos el ex Fiscal Peña y por el cual el Gobierno tampoco asume su responsabilidad política.
¡Qué distinto a lo que ocurrió la semana anterior cuando fracasó la licitación del litio!En un par de horas se hizo renunciar al subsecretario de Minería. Ahora sólo caen subalternos. O sea, para este Gobierno se puede fracasar completamente en el combate a la delincuencia, pero no se puede echar a perder un buen negocio.
Después de todo esto, luego de más de dos años de Gobierno, cuando falta menos para que termine que lo que ha transcurrido, anuncian proyectos de ley para modificar las normas de procedimiento penal y mayor control respecto de los jueces. Una improvisación absoluta.
Si el tema era tan relevante como se dijo por años y se repitió majaderamente en la campaña electoral… ¿Por qué esperar tanto tiempo? ¿Por qué no hay avances? ¿Por qué no sancionar a quienes han fracasado en esta tarea, como se hizo con el Subsecretario Wagner por el caso del litio?
Como reza el dicho popular “otra cosa es con guitarra”.