El martes de la semana pasada, el Gobierno ingresó con suma urgencia vía Cámara de Diputados, el Proyecto de Ley de Fomento Forestal que modifica y extiende por 20 años el Decreto Ley 701, que desde el año 1974 ha impulsado el sector con extraordinarias cifras, pero con pasivos sociales y ambientales que tienen a miles de pequeños propietarios viviendo los impactos negativos generados por grandes empresas.
Nos preocupa que haya ingresado con urgencia, ya que representantes de comunidades indígenas manifestaron en septiembre su rechazo a la consulta desarrollada por el Gobierno en el marco del convenio 169 de la OIT.
Lamentamos que se quieran promulgar sin la participación de los principales beneficiarios, como son los pequeños y medianos propietarios y comunidades indígenas. Una ley que tendría vigencia durante 20 años, no puede ni debe discutirse en 15 días.
Además, no considera medidas de protección ambiental para regular deficientes prácticas de empresas y propietarios que al amparo o no del Decreto Ley 701, siguen destruyendo o degradando el bosque nativo con tal de expandir los monocultivos exóticos a gran escala.
Es cierto, el proyecto hace un esfuerzo por dar énfasis en los pequeños y medianos propietarios, pero existe una clara intención de aumentar en casi un y medio millones de hectáreas de las actuales 2,6 millones de plantaciones exóticas. Y quizás lo más importante, los subsidios son vía fondo concursable, del cual ya hay una mala experiencia con la Ley de Bosque Nativo.
Apoyamos un proyecto de fomento, pero que se enfoque en la forestación con especies que permitan aprovechar la provisión de agua, recuperación de suelos erosionados y la detención del avance de la desertificación. Creemos que así se estaría cumpliendo con un decreto ley que realmente incentive el fomento forestal.