En estos días se ha desarrollado un debate político entre sectores de la oposición que deja entrever importantes dificultades para concretar la aspiración ciudadana de una Asamblea Constituyente. De partida, se requiere una reforma legal para instalar una “urna consultiva” (o cuarta urna) para que los ciudadanos podamos pronunciarnos sobre la necesidad de instituir una Asamblea Constituyente (en adelante AC). Habrá que salvar la valla parlamentaria.
Luego, tenemos un debate todavía encubierto. Hay sectores de oposición (particularmente del subpacto PS-PDC) que señalan que la meta de una nueva Constitución requerirá varios años y que la idea de una AC requiere todavía ser definida con más propiedad.
Hay quienes aspiran o creen pertinente que sea el actual Congreso quien se constituya en el Poder Constituyente respectivo o que al menos de ahí emerja dicho poder. Esto es amplia y poderosamente rechazado por los movimientos sociales e incluso por importantes grupos de militantes y dirigentes en todos los partidos de la oposición.
Para otros, se requiere desarrollar una “lógica gradual”. Primero, reforma del sistema binominal, pues ello permitiría modificar la correlación parlamentaria y segundo, con bancadas más proclives, se podría promover un proyecto de Reforma Constitucional.
Hay que considerar que en esta “teoría gradualista” los plazos son extensos y conforme van desarrollándose los escenarios, con suerte, se podría conseguir una reforma parcial del sistema binominal, en los siguientes dos años y con mucha suerte un cambio en la correlación parlamentaria en la elección presidencial y parlamentaria del 2017 y luego, entrando a la última etapa del primer cuarto del siglo XXI podríamos entrar a conversar reformas constitucionales.
Esto es entre el 2018 y 2021. ¿Razones? No está claro que existan las condiciones políticas para que el Congreso acepte, por un lado, cercenar sus propias atribuciones.
Tampoco está claro que una reforma parcial (pírrica) o profunda del sistema binominal logre aprobarse con la rapidez que el país demanda.
En consecuencia, para quienes argumentan estos caminos, prima más bien un sentido de realismo político y por ello están poniendo en el debate público que la aspiración a un nuevo ordenamiento jurídico es justo y necesario, pero que eso sólo sería realidad “en la medida de lo posible”…Ya sabemos lo que esto significa.
La consecuencia fundamental de este debate es que se requiere entonces, a partir de esto, ordenar férreamente a la oposición en su conjunto y cuestionar todo intento de considerar como “compromiso programático” una Asamblea Constituyente a cambio de una reforma parcial del sistema binominal y encaminar todas las tareas de Estado conducentes a lograr Reformas Constitucionales graduales.
El sub-pacto Chile Justo (PPD-PR-PC-IC) responderá a este debate con un acto político el sábado 7 de octubre y es claramente previsible que la idea de una “urna constituyente” (o cuarta urna) y la idea de una Asamblea Constituyente ya, estará en la propuesta política que se presentará ante el país.
Es evidente que este tema puede unir y también puede dividir a la oposición. Y no es menor su resultado, cuando lo que viene por delante es el desafío presidencial.