El 31 de agosto falleció el Cardenal Carlo María Martini, arzobispo de Milán, a los 84 años. Un jesuita que tuvo el mérito de abrir el diálogo informal con los que no creen o creen a medias lo que según la Cristiandad deben creer. No se instale usted en uno de los dos bandos, sino como decía Martini, acepte que todos tenemos en el cerebro una particularidad dual o dos posiciones muy rotundas hacia creer y no creer.
Dudar es normal, es normal no creer e incluso es normal creer. Entre los libros que Martini escribió hay uno “Creer o No Creer” firmado con Umberto Eco que incluye las cartas que cada autor escribió en el periódico “La Corriere della Sera” conversando en diálogo sobre supuestas verdades y creencias de la Cristiandad.
No se asuste porque el libro sea de un cura. No es latero: es un diálogo con Eco, adversario de Martini, un ex-católico y profundo convencido de ser ateo sin ostentación. Además incrédulo, o sea no cree en todas las cosas. Traducido del original italiano es un libro atrayente que vale la pena leer, especialmente si usted era católico y ahora duda de casi todo.
En nuestros medios van a propagar la idea que habría sido candidato de la izquierda a Papa. Sobrio, Martini no buscó el poder dentro de la Iglesia Católica sino el diálogo con el resto de los humanos y humanas que trabajan, lo pasan bien o más o menos, no compran todo lo que el mercado (iglesias incluidas) ofrece y desean ser sinceros, tener una vida plena, entretenida y amigable.
Martini tenía la costumbre de organizar en Milán charlas, hoy llamadas interactivas y que él llamaba ‘Cátedra para los No-Creyentes’. Con un público de dos mil personas, dialogaba (o sea respondía, no predicaba) a calzón quitado sobre temas relevantes para la gente y para él. Para buscar algunos puntos compartidos en común de la Iglesia y el pueblo. No le hacía el quite a discutir acerca de las drogas, el abuso infantil que condenaba, el aborto, el hambre en el mundo, si las mujeres podían ser sacerdotes,en fin, de todo.
Todo eso que los pastores de la Cristiandad actual en Chile y en el planeta no practican sino cubren con un velo de malla blindada político-militar.
Le interesaba dialogar con legos, con la mujer y el hombre de la calle, sin condenar. Oír para entender y ponerse en los zapatos del otro, analizar qué decían los otros y responder con sus ideas sin golpes bajos ni condenas. Solía no hacer alarde de su título de Su Eminencia Cardenal: prefería que lo llamaran por su nombre: Carlo María Martini.
Al recomendar este libro no intento demostrar cómo Eco, un ateo culto e informado le da un golpe cruzado de izquierda con uppercut y tumba a Martini. Eso sería una venganza de los que fuimos católicos y hoy resentidos se lo damos a Martini y la Curia.
Él quería poner sobre la mesa los temas actuales, si hubiera podido, incluso si en Marte el ‘Curiosity’ se habría acercado al invisible Reino de los Cielos.
El interesante libro “Creer o No Creer” comienza con el difundido y propagado susto, cuando antes del 2000, nos acercábamos al fin del milenio con todas las imaginarias profecías del acabo-de-mundo y la venida del Salvador este miércoles. Otra historia inventada por la Cristiandad. La misma que podemos ver en TV anunciada actualmente en Chile y en el planeta por los evangélicos.Ná que ver con prédicas del cura Gatica ni con editoriales apocalípticas que por suerte parecen extinguirse.