Se discute actualmente en el Congreso una nueva ley de Pesca, pues la vigente rige solo hasta diciembre de este año.
En la norma actual se estableció una forma de distribuir los permisos de captura, sobre la base de la pesca histórica, que podían acreditar determinadas empresas, reservando alguna cuota para la pesca artesanal y la “de investigación”.
En la práctica, ello significó la mayor concentración conocida en la historia de la pesca en Chile, para llegar a que 7 familias, los mismos de siempre, concentren mas del 76% de la pesca industrial del país, con utilidades anuales calculadas en alrededor de tres mil millones de dólares.
Así, se ha dado origen a un nuevo mercado, brutalmente concentrado, como ocurre con otras áreas, con el beneplácito de la derecha política, que se nutre de los beneficios de su connivencia con esos sectores empresariales.
Lo más grave, según el actual trámite, en la Comisión de Pesca de la Cámara de Diputados es que, de prosperar lo hasta aquí acordado, es que se producirían los siguientes efectos.
a) Se mejora la posición de estos grandes industriales, toda vez que se ha acordado que sus “derechos”, sobre el recurso de todos los chilenos, se les entregaría ahora a perpetuidad y en condición de heredables.
b) Se eliminaría la posibilidad de licitar alguna cuota, como estaba incluso en la ley actual, votada y defendida por el entonces senador Piñera.
c) Las industrias seguirán pagando patentes por la flota y no por la pesca.
Lo anterior resulta simplemente escandaloso, toda vez que, en estricto rigor, eternamente, los peces que aún no han nacido ya tendrán dueño.
¿Quiénes?, los mismos de siempre. Aquellos que, como en todas las áreas y en todas las épocas, han amasado sus fortunas con los recursos del Estado y la complacencia cómplice e interesada de la derecha que se nutre para su actividad de la “generosidad” de estos “emprendedores”
Esta nueva híper concentración no debe ser permitida. No solo porque ello solo protege la codicia sin límites de los dueños eternos del país, sino porque coloca una verdadera bomba de tiempo a la estabilidad institucional del país, toda vez que no es posible que aberraciones de este tipo se mantengan indefinidamente. Ello puede y debe ser revisado en el próximo futuro. Y eso hay que decirlo ya.
Nada de eso, en todo caso preocupará a nuestra derecha ni a los empresarios con los que cohabitan. Nunca han tenido una mirada de largo plazo y tampoco les ha interesado la preservación de las instituciones no su estabilidad: mientras el negocio dé, lo demás se verá en su momento.
Lo paradojal de esta discusión es que, a favor de la licitación, que permite la incorporación de nuevos actores y por lo tanto facilita la competencia, ha estado la centroizquierda chilena, constituyéndose en el baluarte de la defensa del sistema de libre mercado, que nuestra derecha abandona, en los brazos de la codicia, que les permite dormir mas abrigados.
La brutalidad conque se ha impuesto, hasta aquí, la nueva ley ha debido ver incluso al diputado guardián de los intereses de los industriales pesqueros, garabatear, públicamente a un colega de sus mismas filas, que osó, incluso en una discusión menor, votar en contra de la “línea oficial”, dictada por los que verdaderamente mandan en ese sector, los de siempre, los poseedores del capital.