La historia es simple y la ha informado bien Cooperativa.cl.Luego de una entrevista en el informativo nocturno de Chilevisión al organizador del homenaje a Pinochet y presidente de la Corporación 11 de Septiembre, Juan González, el presentador del bloque deportivo, colega Víctor Gómez, señaló que “vamos a esperar que se disipe un poco el olor azufre acá en el estudio, para centrarnos en el fútbol”, en una expresión claramente despectiva hacia el entrevistado.
Más allá del poco afortunado parafraseo del periodista a Hugo Chávez, comparto el sentido más profundo de lo señalado por Víctor Gómez, que es un desprecio profundo hacia aquella minoría que sigue defendiendo la brutalidad y los horrores cometidos por el régimen de Pinochet, llegando incluso a negar la verdad de lo sufrido por víctimas de la violencia política.
Pero compartir el sentimiento del periodista, no es argumento suficiente para justificar la falta de profesionalismo en la que incurrió y la ingrata situación a la que expuso al medio de comunicación con su exabrupto.
A cualquiera de nosotros nos puede “sacar de nuestras casillas” una postura tan ofensiva contra la humanidad como la que demuestran algunos de los defensores de Pinochet, pero de la comprensión no podemos pasar a la validación.
Lo que hizo el periodista fue, en primer lugar, renunciar a su rol, que en el contexto de su trabajo era informar sucesos deportivos. En segundo lugar, traicionó la confianza del medio y del público, pues aprovechó una tribuna noticiosa para expresar convicciones personales, en circunstancias que el medio no lo contrató para eso y tampoco quienes sintonizan ese programa están esperando ese tipo de comunicación.
Si todos los periodistas, en todos los medios, en cualquier oportunidad, se sintiesen llamados a expresar sus legítimas posturas, entonces los espacios informativos dejarían de serlo y probablemente el público dejaría de consumirlos.
Quienes han defendido la actitud del periodista, como dice un amigo: “hacen su pega”, pero no por eso tienen razón. Por un lado, el Colegio de Periodistas defiende a los colegas que reciben sanción. Por otro lado, la Agrupación de Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos ha defendido el derecho de cualquier persona a expresar por cualquier medio su rechazo a las violaciones a los derechos humanos bajo dictadura.
Pero en este caso, no es la libertad de expresión del periodista Gómez la que está en juego, pues él tiene todos los medios que tiene cualquier ciudadano para expresar sus opiniones.
Puede utilizar las redes sociales, escribir su blog, escribir cartas a los diarios, redactar columnas de opinión o, por último, pararse en la esquina sobre una caja de manzanas con un megáfono para expresar lo que piensa.
Lo que no puede hacer el periodista es aprovechar un espacio en que aparece en razón de su trabajo, que no tienen otros ciudadanos, abusando de un segmento informativo y de la paciencia del público. Hipotecando, de paso, la credibilidad del medio que le da trabajo.
Si el periodista, en la misma situación, hubiese expresado lo contrario, es decir que compartía la visión del entrevistado y que es un invento que hubo violaciones a los derechos humanos en dictadura, los mismos que hoy lo defienden estarían pidiendo que el canal de TV lo sancionara. Este solo hecho demuestra lo inadecuado de lo obrado por el colega y la falta de rigor profesional en la que incurrió.
Creo que la actuación más sensata en todo el episodio ha sido la ejecutada por el propio medio, en este caso Chilevisión.
Se amonestó al profesional, se le reasignaron labores y, por lo que entiendo, se le retiró de pantalla al menos por un tiempo. No se le despidió, no se le dejó sin trabajo, ni se le ha dañado en su honor.
Se le hizo una reconvención y se continuó trabajando. Como diríamos en buen chileno y en sentido figurado “un coscorrón bien dado” y punto. Es lo que corresponde en cualquier empresa ante una falta de un trabajador.
Falta que, aunque de envergadura limitada, es un error en cualquier tipo de periodismo, “aquí y en la quebrada del ají”, para cerrar con otro chilenismo.